El golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 abortó la oportunidad de establecer un régimen político fundacional, conforme los términos elaborados por Juan Linz, el eminente sociólogo y politólogo de Yale que encabezó los macro estudios comparativos de las transiciones desde modelos autoritarios a la democracia en siglo XX.
En nuestro caso, tras el dominio de 31 años de régimen autoritario unipartidista y un año de provisionalidad del Consejo de Estado, el proyecto encabezado por Juan Bosch estaba llamado a sentar las bases de un sistema político democrático moderno, con instituciones funcionales que impulsaran reformas sociales y económicas avanzadas. Inculcando en la cultura cívica valores y prácticas pluralistas consonantes.
La CIA, a partir de una evaluación de la coyuntura, compartía este enfoque y apuntaba que la reacción dominicana, los oligarcas y las personas de primera, eran extremadamente sensitivos a los cambios. La agencia de inteligencia asumía que las reformas de Bosch eran necesarias y que a Estados Unidos le interesaba mostrar a República Dominicana como un ejemplo alternativo a la Revolución Cubana de Castro.
Esta, en su quinto año de desarrollo, con perfiles definidos de alineación con la URSS y mediado el traumático capítulo vivido en octubre del 62 durante la Crisis de los Misiles Soviéticos emplazados a 90 millas del territorio continental norteamericano.
En el ámbito de las políticas públicas y las estrategias de desarrollo, con la concreción del golpe se postergó la indispensable diversificación de la limitada economía agroexportadora dominicana basada en azúcar, café, cacao y tabaco. Así mismo, la inversión en infraestructuras vitales como las presas hidroeléctricas con sus obras complementarias de riego y de acueductos a ser financiadas con los fondos de la Overseas, quedó rezagada, tardando una década o más para materializarse.
Por igual, la apertura de zonas portuarias especializadas en complejos industriales, minería no metálica y desarrollo turístico, como fuera planeada para Barahona, Puerto Plata y Samaná. Y, por supuesto, los planes de vivienda social (Villas de la Libertad) y reforma agraria, que luego un Balaguer estadista desarrollista asumiría en los 12 años.
Otras políticas contempladas en los planes gubernamentales del 63 sólo en años recientes se han materializado. Como el programa masivo de alfabetización de adultos (para el cual Sacha Volman agenció respaldo de una fundación norteamericana que aportaría radios portátiles transistores), sorteos inclusivos para asignar obras del Estado, fomento del modelo asociativo entre pequeños productores que Bosch vio funcionar con éxito en la Costa Rica de Figueres.
Plano político
En el plano político, Unión Cívica Nacional (UCN), el partido de centro conservador que encabezó la transición y obtuvo la segunda mayoría electoral -cuya membresía activó en el frente interno clandestino de clase media profesional que mantuvo la resistencia al régimen de Trujillo con apoyo de sectores empresariales-, inició un lamentable proceso de desintegración que el golpe de Estado aceleró.
Ya antes del 25 de septiembre del 63, renunciaron un senador, seis diputados, el secretario general Dr. Luis Manuel Baquero y el Dr. Jottin Cury, quien habría fungido como vocero de prensa del Consejo de Estado.
Del partido liderado por los prestigiosos hermanos Viriato y Antinoe Fiallo y Ángel Severo Cabral, se retiraron los doctores Salvador Jorge Blanco, Aníbal Campagna y José Augusto Vega Imbert, importantes líderes cívicos en Santiago. El fogoso Comité del Distrito Nacional, con presencia resaltante de personalidades de izquierda como José Aníbal Sánchez Fernández y Mario Sánchez Córdova, quedaría desmovilizado.
La dilución en poco tiempo de UCN junto a la pérdida de peso en la escena política nacional, restaría un actor valioso de moderación al naciente sistema de partidos, absorbida su base por el PRD, el emergente Partido Reformista y en menor grado por grupos de izquierda. Desactivando políticamente a gente que se quedaría huérfana de un alero partidista confortable.
El estallido de abril del 65, con la radicalización provocada por el conflicto, prácticamente le daría un tiro de gracia.
Justamente Jorge Blanco (procurador general), Campagna, Vega Imbert y Cury (canciller) aparecerían en posición clave en la mesa negociadora del gobierno constitucionalista de Caamaño con la Comisión Ad-hoc de la OEA que arribó en el 65 a una salida a la crisis con el Acta de Reconciliación y el Acto Institucional, junto a la selección de García Godoy como presidente provisional.
Cury sería luego el vocero del PRD en la Cámara de Diputados (1966/70) y uno de los principales sustentadores de la tesis de la Dictadura con Respaldo Popular esbozada por Bosch en su exilio español. Jorge Blanco sería el tercer presidente constitucional del PRD, Vega Imbert su canciller y Campagna su embajador en México. Señas elocuentes del trasvase cívico al PRD.
Pero el desgaste dramático de UCN quedó revelado en las elecciones del 1ro de junio del 66, al grado que apenas registró 16,152 votos (de una votación que contabilizó 1 millón 345 mil sufragios) en respaldo a la candidatura del Lic. Rafael F. Bonnelly, apoyada por una coalición de partidos bajo la etiqueta Movimiento de Integración Nacional (MIN), que obtuvo 46,075 votos (3.42 %).
Dos años y medio antes, en las elecciones del 20 de diciembre del 62, UCN captó 317 mil votos, acumulando el 30 % de los sufragios. Un bajón neto de 300 mil votos en franca desaparición.
En esas elecciones generales el bisoño Partido Reformista, con la fórmula Balaguer-Lora que se impuso, alcanzó unos 759 mil sufragios (57 %). En tanto el PRD -protagonista de la Guerra de Abril que buscaba su reposición y ganador de los primeros comicios libres del 62 con el 59 % y votación de 619 mil-, registró el 37 %, una pérdida neta de 22 puntos porcentuales y absoluta de 125 mil votos, que le representó en el Congreso 23 diputados y 17 senadores menos respecto al 62. Quedando en el período 66/70 con 26 curules en la cámara baja y 5 en el alta.
PRD
Como se sabe, en una estrategia que lo sacó inútilmente por 8 años de los marcos institucionales (Congreso, Ayuntamientos y por deriva Poder Judicial y JCE), el PRD se abstuvo de concurrir a los comicios del 70 y 74 bajo la calificación de «matadero electoral» dada por Bosch a dichos certámenes, regresando en 1978, cuando ganó con la fórmula Guzmán-Majluta, al aprovechar el desgaste relativo de Balaguer en el luengo ciclo de los 12 años.
14 de Junio
Otro daño colateral provocado por el golpe del 63 (Bosch le habría recalcado a su líder que el golpe sería también contra la Agrupación Política 14 de Junio), afectó a la briosa organización de masas juvenil de izquierda que los norteamericanos identificaban como castrista, que entraría en una fase de desintegración progresiva de la cual no volvería a recuperarse. Iniciándose tras el fracaso del alzamiento guerrillero encabezado por el carismático Manolo Tavárez Justo en noviembre del 63.
Tavárez Justo en ese alzamiento perdió la vida en Las Manaclas junto a un grupo de sus compañeros de dirección, honrando el juramento que hizo en el Parque Independencia, cuando apuntó hacia las que resultarían fatídicas «escarpadas montañas de Quisqueya», como respuesta a los «señores de la reacción».
Su figura encarnaba el martirologio de las hermanas Mirabal y a la generación que recibió la represión demencial del final de la dictadura.
Luego de la Guerra de Abril del 65, en la cual el 14 de Junio se destacó en la integración de los comandos cívico-militares y en la operación de la academia de entrenamiento 24 de Abril en el parque Hostos, el maleficio de la desintegración se reactivó. Con bifurcaciones entre sectores «transformistas» y «no transformistas» respecto al destino de la organización como «partido de la revolución».
La emigración de destacados dirigentes hacia el Movimiento Popular Dominicano, identificado como «el partido de la clase obrera» a fortalecer, lo que significó un drenaje de talento.
Lo que seguiría serían adhesiones al maoísmo y sus experiencias de guerra campesina («lo mejor al campo») y al foquismo guevarista en boga en América Latina. Con el consiguiente fomento de las relaciones con el Partido Comunista Chino y el Departamento América de Cuba dirigido por Jesús Piñeiro para el envío de militantes a ser entrenados en operaciones armadas. Un derrotero que expuso a la organización a la represión, al develarse sus planes para desarrollar bases de apoyo campesino en zonas del territorio nacional, focalizando el ojo persecutor de los organismos de seguridad y los cuerpos de contrainsurgencia del Estado.
Precipitando su dilución en parcelas hiper ideologizadas y atomizadas con vigencia restringida al enclave de la UASD (aquella que «Unida, Jamás Será Vencida»).
A raíz del examen de las debilidades del experimento democrático del 63, conforme la obra Crisis de la democracia de América en la República Dominicana, Bosch consignó la ausencia de clase media profesional y empresarial en el seno del PRD, identificada ésta tras el tiranicidio con la UCN y la APCJ.
Premisa para impulsar la captación de figuras de este origen. Tarea llevada a cabo por Enriquillo del Rosario Ceballos, antiguo embajador de Bosch en Washington con quien colaboré, con la realización de sendos encuentros en el Roof Garden de la CND y en el Hotel Matum.
Mientras, a una cuadra del Palacio, don Fernando Silié Gatón -figura patriarcal de gran calado en la educación comercial y universitaria- hacía lo propio en la Academia Renacimiento con un nutrido grupo de juristas de origen cívico y catorcista que engrosó las filas del PRD. Aplicando la estrategia de frente amplio, llamada a restablecer el orden democrático en suspenso indefinido por el Triunvirato de mi querido Donald Reid que hacía aguas entre huelgas y crisis cuartelarias. Sostenido por la miopía torpe del embajador Bennett y el poder de Wessin en el mando del CEFA.
Presagio del levantamiento militar del 65 y la subsecuente guerra civil. Domeñada por el despliegue descomunal de la Operación Power Pack y la ocupación del 65/66. De la cual Balaguer, paradójicamente, sería el mayor beneficiario.
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