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Abinader y Peña juramentan como presidente y vicepresitenta de RD

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Momento en que el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo de los Santos impone la banda presidencial a Luis Abinader, para un nuevo período de gobierno en la República Dominicana

SANTO DOMINGO.- Luis Abinader y Raque Peña fueron juramentados este viernes para un segundo período como presidente y vicepresidenta de la Reopública Dominicana, respectivamente.

Fueron juramentados por Ricardo de los Santos, presidente del Senado y de la Asamblea Nacional.

La ceremonia fue celebrada en el Teatro Nacional, del Distrito Nacional.

A continuación, el discurso de Abinader:

«Comparezco ante esta Asamblea Nacional, para juramentarme como Presidente Constitucional de la República Dominicana para un nuevo periodo de gobierno, como establecen nuestra Constitución y nuestras leyes.

Asumo con humildad, orgullo y compromiso la sagrada responsabilidad que por segunda ocasión me concede el pueblo dominicano. Me siento profundamente honrado de tomar juramento, después de un proceso electoral ejemplar en el que los dominicanos y dominicanas manifestaron libremente su voluntad y demostraron una vez más la madurez democrática que hemos alcanzado como nación.

Agradezco la gran confianza que el pueblo ha depositado en mí y quiero decirles que seré el presidente de todos y cada uno de los dominicanos sin distinción. Mi cargo me lo exige y mis principios me lo imponen.

Esta juramentación acontece el día en que se conmemora la gesta restauradora, que tiene para nuestra nación un significado especial, porque con ella se consagró el sentimiento de dominicanidad por el que lucharon nuestros padres fundadores, al hacer realidad los anhelos de independencia de nuestro pueblo y el establecimiento de un orden institucional que garantizara a cada uno de los hijos de esta hermosa tierra ser dueño de su propio destino.

El sacrificio de los restauradores, que conmemoramos cada 16 de agosto, nos recuerda que la libertad no es gratuita y que cada generación tiene la responsabilidad de defenderla.

La verdadera fortaleza de una nación reside en los hombres y mujeres que la forman. Cada individuo tiene el potencial de contribuir a mejorarla y es a través de la participación y el compromiso cívico que se pueden lograr transformaciones reales.

Hoy es el día en que recordamos algunos de los grandes nombres, como el de Gregorio Luperón, Pedro Antonio Pimentel, José Contreras, Gaspar Polanco, Santiago Rodríguez y muchos otros. Hombres que lo dieron todo por la restauración de nuestra independencia. Pero sobre todo hoy es el día de recordar al más importante héroe de nuestra historia, el gran restaurador: el pueblo dominicano.

Por él estamos aquí y por él debemos dar lo mejor de nosotros mismos.

El verdadero triunfo de un gobierno no se alcanza cuando se consigue el poder, sino cuando este poder se utiliza para servir al pueblo y para solucionar los problemas reales de la gente.

El proyecto de nación que encabezo y que en estos cuatro años continuaremos profundizando, tiene un carácter abierto e integrador y cuenta con la participación de todos para alcanzar un futuro de prosperidad, libertades y justicia social para el pueblo dominicano.

Este gobierno es el resultado de una vocación democrática, que desde sus inicios viene luchando decididamente por el buen uso de los fondos públicos y que es incompatible con la corrupción. Quiero subrayar que vamos a profundizar nuestras acciones de prevención de la corrupción y por la transparencia para seguir protegiendo el dinero del pueblo.

Hace cuatro años, nos propusimos gobernar desde el dialogo, abiertos a todos y promoviendo la independencia y la autonomía de los distintos poderes del Estado.

El respeto al estado de derecho fue uno de los más firmes compromisos que adquirí con los dominicanos cuando en 2020 tomé posesión como presidente. Les di mi palabra y he cumplido con ella.

Señoras y señores,

República Dominicana ha alcanzado un papel importante entre los países de la región, gracias, entre otras cosas, a la estabilidad y la buena salud de la que goza nuestra democracia, así como al dinamismo económico y las grandes oportunidades que aquí existen para las empresas y la inversión.

Desde nuestra llegada al Gobierno, comenzamos a trabajar para lograr las transformaciones que necesitaba el país, a la vez que abordábamos las muchas dificultades que se nos han presentado en forma de crisis.

Siempre lo he dicho; lo urgente no nos ha impedido hacer lo importante.

La determinación del Gobierno dominicano de no dejar a nadie atrás se ha mostrado en todas las acciones que hemos desplegado, con el fin de proteger las fuentes generadoras de empleos y crear más oportunidades para nuestros ciudadanos.

El crecimiento económico que experimenta República Dominicana ha alcanzado números envidiables, como los registrados en los años 2021, 2022 y 2023 cuando el Producto Interno Bruto tuvo un notable aumento promedio del 6.5% anual, muy por encima de la media de la región. Y las previsiones de los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional sitúan nuestro crecimiento para este año en el 5.4%, muy superior al 1.9% proyectado para este 2024 en la región.

Somos uno de los países con mayor estabilidad económica y con una de las tasas de inflación más bajas de Latinoamérica. República Dominicana logró situarse en mayo de 2023 por debajo del rango meta del 4% siendo uno de los primeros países en alcanzar ese objetivo y hemos cerrado el año con un 3.57%, y seguimos trabajando para mitigar los efectos de la inflación mundial.

Nuestro gobierno ha generado un excelente clima de confianza, que ha permitido atraer la inversión privada al país en las cifras más altas de la historia. Esto se evidencia mirando el componente de inversión del PIB que ha pasado de un promedio del 25% en el periodo 2007 al 2020, al 32% desde 2021 a 2023.

La inversión extranjera directa se sitúa en más de 4,390 millones de dólares al cierre de 2023, rompiendo el récord que ya habíamos alcanzado el año anterior y que contrasta con los datos de la CEPAL que indican que, en la región, esa inversión cayó cerca del 10% para el mismo periodo.

En 2023, por primera vez llegaron a República Dominicana más de 10 millones de visitantes en un año, lo que no solo confirma que superamos la pandemia con éxito, sino que demuestra, que nuestra estrategia de rápida apertura y reformas, ha permitido que superemos las aspiraciones que existían antes del COVID. Este año 2024, les anticipo que sobrepasaremos los 11 millones y medio de visitantes, lo que nos consolida como el segundo país más visitado de Latinoamérica.

La fortaleza del turismo y otros sectores nos permitieron cerrar 2023 con el nivel de reservas internacionales de divisas más alto de la historia con 15,457 millones de dólares.

Todos estos indicadores nos consolidan como la séptima economía de América Latina y nos están llevando a convertirnos en un hub logístico de clase mundial, aprovechando además nuestra posición geográfica privilegiada en el Caribe, un punto estratégico del comercio mundial.

Este hub lo seguimos consolidando con una fuerte inversión en infraestructuras que están conectando mejor todo el país y aumentando nuestras capacidades logísticas.

En los pasados cuatro años hemos construido dos nuevos puertos turísticos y otros tres se encuentran en construcción con alianzas público-privadas. Además, ya está en fase de ejecución un nuevo gran muelle logístico multimodal en Manzanillo, en el norte del país y a esto debemos agregar los más de 15 muelles pesqueros que construimos en diferentes puntos de la geografía nacional.

Hemos reformado y conectado zonas antes olvidadas, y hemos apostado por el transporte masivo con la construcción de grandes infraestructuras como el monorriel de Santiago, los teleféricos de Santiago y los Alcarrizos y la extensión del metro de Santo Domingo.

En los pasados cuatro años el aeropuerto de Punta Cana ha duplicado sus instalaciones, y el próximo año se iniciará la construcción de la terminal 2 del aeropuerto de Santo Domingo. Este año 2024 se iniciaron las construcciones una nueva terminal en el aeropuerto de Santiago y el nuevo aeropuerto internacional de Pedernales.

En términos logísticos estamos en franca expansión. Nunca hemos estado mejor conectados tanto dentro del país como con el resto del mundo.

Nuestras zonas francas, constituyen otro de los motores de crecimiento económico de nuestro país, aportando casi 200.000 puestos de trabajo y aproximadamente 8 mil millones de dólares en exportaciones en el año 2023. Esto supone un 28% más de exportaciones y un 12.4% más de empleos respecto a 2019.

No solo exportamos más, sino que también exportamos mejores bienes de alta tecnología, como dispositivos médicos, equipos electrónicos, y otros componentes de alto valor agregado.

Esto nos permite también tener mejores empleos, más cualificados y mejor remunerados y nos posibilita seguir en nuestra apuesta para que en los próximos años nuestro país sea de los pocos candidatos mundiales que califiquen para el ensamblaje de semiconductores. Tenemos la formación, tenemos la red de contactos y aliados y tenemos un ecosistema favorable para conseguirlo.

Pero estas cifras económicas no serían por si solas importantes si no tuvieran un claro reflejo en la vida de la gente. Tenemos fortaleza económica avalada por todos estos indicadores, pero también tenemos una gran fortaleza social.

La pobreza monetaria disminuyó del 25.8% en 2019 al 23% en 2023, y eso a pesar de la pandemia y de los efectos de la guerra. Y mejor aún, en este primer semestre de 2024 descendió al 18.9%; El nivel más bajo de toda nuestra historia.

Estos resultados son consecuencia, por un lado, de una política económica efectiva que ha generado confianza para las inversiones y ha creado empleo y oportunidades; y por otro, del fortalecimiento de los programas sociales del gobierno, como el programa SÚPÉRATE que hemos rediseñado, añadiendo el Bono de Emergencia, duplicando el monto de la ayuda alimentaria y aumentando los subsidios de gas y electricidad, lo que ha beneficiado a un millón y medio de hogares.

En estos 4 años de gobierno hemos más que duplicado el gasto en protección social y hemos actuado en otros ámbitos como la construcción de vivienda a sectores vulnerables o la canalización de agua potable para mejorar los estándares de vida de los dominicanos.

En términos de alimentación, la República Dominicana, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO, ha logrado disminuir el porcentaje de población subalimentada del 8.3% en el periodo 2018-2020 al 4.6% en el periodo 2021-2023, es decir, en ese tiempo hemos reducido la subalimentación en un 45%.

Y en lo que respecta al empleo, en nuestro país tenemos hoy un récord de trabajadores activos en el mercado laboral, y el desempleo se ha reducido durante los últimos tres años hasta situarse actualmente en el 5%. Además, el salario mínimo promedio ha crecido un 14% por encima de la inflación, mejorando así el poder de compra de los trabajadores dominicanos.

No es casualidad por tanto que República Dominicana se encuentre hoy en la categoría de Desarrollo Humano Alto en el índice de Naciones Unidas, y que en los últimos años seamos de los pocos países en el mundo que han escalado posiciones. En el 2023, el PIB per cápita de la República Dominicana alcanzó en 11,200 dólares, consolidándonos como una economía de ingresos medios.

No existe una fórmula mágica del éxito, pero si tenemos una receta simple para conseguirlo: por un lado, promover y apoyar la inversión privada que crea empleos y crecimiento económico y por el otro, un gobierno que fortalece la institucionalidad, la honestidad y la eficiencia en el uso de los fondos públicos con una gran inversión social.

Señores y señoras,

Es mucho lo logrado en estos últimos 4 años de modernización y avances de nuestro país, pero estamos solo ante el inicio del ambicioso plan de reformas que seguirán cambiando esta nación.

Como manifesté al principio de mi intervención, si hoy estoy aquí es fruto de la decisión libre y democrática del pueblo dominicano. Un pueblo que cree en la democracia, donde todos somos importantes, pero en el que nadie es imprescindible ni está por encima de la Constitución y nuestras leyes.

No creemos en los personalismos caudillistas, ni en líderes mesiánicos que quieran tener en sus manos el destino de un país. El futuro de los dominicanos es solo nuestro y lo decidimos entre todos.

En democracia, siempre lo he dicho, el cargo público más importante es el de ciudadano, que es quien tiene el poder compartido de elegir el futuro.

Cada generación tiene su derecho de elegir y ser elegida. Por eso creo que no hay mayor acto que un gobernante pueda hacer para fortalecer la democracia, que autolimitarse en el ejercicio del poder.

Si bien nuestro país ha disfrutado de estabilidad política reciente, no es menos cierto que los aprestos de reformas constitucionales, con el único interés de la reelección del gobernante de turno, han puesto en muchas ocasiones en riesgo la paz y amenazado nuestra estabilidad económica, política y social.

En las pasadas elecciones, nuestro Partido, el PRM, obtuvo la mayoría congresual más amplia de la historia de nuestra democracia, con un 77% de los diputados y un 90% de senadores. Mayorías de sobra cualificadas para emprender cualquier reforma y en cualquier sentido, pero les aseguro que haciendo honor a nuestro compromiso y siendo fieles a nuestras convicciones; solo usaremos esa mayoría en beneficio del país y de la democracia.

Por eso, el próximo lunes 19, estaré presentando al Poder Legislativo el anteproyecto de Ley que convoca la Asamblea Revisora, para introducir en nuestra Constitución el blindaje que imposibilite que ningún gobernante en el presente ni en el futuro pueda eternizarse en el poder más allá de los dos periodos que hoy contempla nuestra Constitución.

Utilizaremos la más amplia mayoría congresual obtenida hasta ahora, no para servirnos de ella, sino para servir a la democracia y al pueblo dominicano. Así entiendo yo el ejercicio del poder y mi obligación con él.

Señoras y señores,

La reelección indefinida ha sido una causa de inestabilidad política que ha afectado a la democracia y al desarrollo, no sólo en nuestro país, sino en toda América Latina y en otros lugares del mundo. Por eso, esta reforma será la primera de todas las que introduciremos, porque es necesaria, para garantizar la estabilidad política, económica y social para alcanzar el pleno desarrollo.

Con mucha satisfacción podemos asegurar, que de ocupar los peores lugares, República Dominicana ha pasado a estar entre los países de la región mejor evaluados por los organismos internacionales en cuanto a la lucha contra la corrupción y el clientelismo y a estar entre los primeros en transparencia, legitimidad del Estado e independencia de la justicia, además de convertirnos, según el último índice de Chapultepec, en el primer país del continente en respeto a la libertad de expresión y libertad de prensa.

Justamente las reformas que estamos emprendiendo en este periodo de gobierno están dirigidas a profundizar en la calidad de nuestra democracia haciendo nuestras instituciones más eficientes y austeras y garantizando la independencia y la separación de poderes.

Por eso también consagraremos en la Constitución un mecanismo de elección del Ministerio Público independiente, que lo consolide como una institución que ejerza sus funciones sin injerencias políticas y con imparcialidad, para luchar contra la impunidad que nos ha debilitado como democracia en el pasado. La independencia del Ministerio Público que impusimos por convicción propia estos últimos años ahora será una obligación constitucional.

Queremos más democracia, más institucionalidad y mejor representatividad. Y en todo ello vamos a seguir trabajando.
Señoras y señores,

Este será un periodo de transformaciones que seguirán cambiando la República Dominicana. A la reforma constitucional seguirán otras reformas de gran trascendencia encaminadas a fomentar el bienestar de nuestros ciudadanos y a sentar las bases de un desarrollo sostenible para nuestro país.

Impulsaremos una reforma laboral con el objetivo de actualizar el marco regulatorio del trabajo, fortaleciendo la protección social, adaptando la legislación a las nuevas realidades del mercado laboral y promoviendo la creación de empleos de calidad con salarios dignos.

Esta propuesta, que surge del diálogo social tripartito desde hace más de dos años contendrá la eliminación de trabas para que trabajadores y empleadores disfruten de sus derechos, mejorando la competitividad. Además, reducirá la sobre judicialización de las relaciones laborales y evitará conflictos perjudiciales para ambas partes.

También incluirá el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar, en cumplimiento de nuestro compromiso con los cientos de miles de mujeres que hacen esa labor, y el reconocimiento del teletrabajo como una de las realidades de la nueva economía.

Esta reforma facilitará la creación de más empleos y de mejor calidad, lo cual no solo fortalecerá nuestro crecimiento económico, sino que también garantizará que todos los trabajadores y trabajadoras compartan ese crecimiento.

En este periodo también presentaremos una propuesta de Reforma Fiscal centrada en tres objetivos básicos: garantizar unas finanzas públicas sanas, reducir la deuda y asegurar los recursos para mejorar nuestros servicios de salud, seguridad, así como las infraestructuras fundamentales para nuestro desarrollo.

Esta reforma fiscal incluirá una reforma del gasto público y una reforma tributaria.

Durante los pasados 4 años hemos eliminado sustancialmente el gasto innecesario del gobierno y hemos destinado estos ahorros a atender las prioridades de los sectores más vulnerables de nuestra nación. Sin embargo, aún nos queda mucho por hacer en este ámbito para lograr un Estado y un gobierno más eficiente y por ello reestructuraremos su organización mediante la fusión o eliminación de instituciones innecesarias, y la implementación de medidas de contención del gasto con el fin de mejorar la eficiencia administrativa y asegurar el uso responsable de los recursos públicos.

La reforma tributaria garantizará la movilización de los recursos que se requieren para la transformación de nuestro país y para poder materializar proyectos tan importantes como el Teleférico y el tranvía de Santo Domingo, el Monorriel de Santiago o el Tren Metropolitano que conectará el centro de la capital con el Aeropuerto Internacional de Las Américas y 30 áreas urbanas más.

Nuevos acueductos y sistemas de drenaje para el Gran Santo Domingo y otras ciudades importantes.

Otra parte de los recursos de esta reforma será destinada a aumentar las asignaciones presupuestarias de nuestros ayuntamientos, para que puedan mejorar los trabajos de recogida de basura y ejecutar las obras demandadas por sus munícipes.

Con los fondos derivados de la reforma, mejoraremos además nuestro sistema de seguridad social, con la implementación de la atención primaria en el régimen subsidiario, de forma gradual pero acelerada.

Y dedicaremos también parte de los recursos que vamos a obtener a aumentar la seguridad de los dominicanos.

Nuestra lucha contra la delincuencia ha sido clara en estos 4 años y vamos a seguir trabajando en esa dirección.

En el año 2022 la tasa de homicidios en nuestro país fue de 13.2 por cada 100.000 habitantes; en 2023 bajó a 11.5 y en el acumulado en lo que llevamos de 2024 se sitúa en 9.9.

Esta tasa está por debajo del promedio de Latinoamérica y el Caribe, que asciende a 17.2 según los datos de Naciones Unidas, o de InSight Crime, que muestra que nuestro país registró el segundo índice de homicidios más bajo de todo el Caribe el año pasado. No obstante, todavía la consideramos alta y seguiremos trabajando para disminuirla.

Para hacer del nuestro un país más seguro, necesitamos una Policía que proteja, que dé ejemplo y que esté al servicio de los ciudadanos actuando siempre con absoluto respeto a la ley.

La transformación de nuestra policía, que ya ha comenzado y que es uno de nuestros principales objetivos para los próximos cuatro años, busca no solo mejorar la capacitación de nuestros agentes, y dignificar su trabajo y sus condiciones, sino también fortalecer los lazos de confianza entre la ciudadanía y la institución encargada de velar por nuestra seguridad.

Para trabajar en su formación, dimos apertura a la Escuela de Entrenamiento Policial campus Gaspar Hernández, con capacidad para preparar 4.000 agentes al año. Esta nueva escuela, es la mejor en la historia de nuestra Policía.

Más de 3,000 policías en todo el país ya han sido capacitados en cursos de Derechos Humanos y Convivencia Ciudadana en 13 universidades desde la puesta en marcha de nuestro plan de transformación y en estos próximos 4 años conseguiremos capacitar a 20.000 policías más.

Además, de acuerdo con nuestro compromiso de dignificar las condiciones laborales de nuestros policías el año 2023 se aplicaron subidas en todos los escalafones del cuerpo y conseguimos cumplir con el objetivo salarial que nos habíamos marcado aquí hace cuatro años. En este periodo, por ejemplo, hemos aumentado un 126% el salario de un cabo y un 142% el de un raso de la policía.

Pero la transformación de nuestra policía es solo una parte en nuestra búsqueda de un país más seguro y por ello seguiremos trabajando, no solo en la persecución del delito, sino en la creación de oportunidades para nuestros jóvenes, y en el fomento de una cultura de paz, para lo cual, nuestra arma más poderosa, como la de cualquier sociedad, es siempre la educación.

Este gobierno ha hecho una apuesta por la mejora de nuestro sistema educativo, que ya está dando frutos, y que vamos a continuar.

En los últimos cuatro años hemos adicionado nuevos planteles escolares que permiten atender, de manera digna y segura a un total de 65,000 estudiantes más en Jornada Escolar Extendida y hemos remozado más de 6,400 planteles públicos con una inversión de más de 11,800 millones de pesos.

Pero nuestro mayor logro ha sido el avance en la educación inicial, de 3 a 5 años. A nuestra llegada al gobierno la tasa de cobertura para este nivel era de un 36% y tres años después, conseguimos pasar al 64%, con la incorporación miles de niños y niñas de las familias más humildes de nuestro país.

En estos próximos cuatro años haremos un especial esfuerzo en la formación de nuestros docentes, que son la base de un buen sistema educativo.

Necesitamos educadores que no solo conozcan la materia que enseñan, sino que también dominen las metodologías más efectivas para transmitir ese conocimiento y conectar con cada uno de sus estudiantes.

Un maestro preparado es un maestro transformador que tiene el poder de sembrar en cada niño la semilla del pensamiento crítico, la creatividad y la empatía.

Tenemos que apostar por un nuevo modelo de excelencia en la formación y elección de nuestros maestros. La revolución más importante y los cambios más grandes que veremos en el futuro se darán en las aulas de todo el mundo, y a nuestro país también llegará esa revolución. No llegaremos tarde, esta vez debemos estar entre los primeros.

Por eso vamos a seguir mejorando las condiciones de nuestros estudiantes, aumentando la dotación de libros de texto y otros recursos de aprendizaje, con la entrega de 12 millones de textos este año y ya hemos conectado al 72% de nuestras escuelas y liceos públicos a internet de banda ancha para facilitar la educación híbrida, con 15 mil docentes ya formados en el uso de estas tecnologías.

Además, seguiremos promoviendo el enfoque STEAM para que nuestros alumnos estén mejor formados en ciencia, matemáticas, tecnología y artes, y fomentaremos su participación en competencias nacionales e internacionales.

El gobierno ha hecho en los pasados cuatro años un esfuerzo muy grande para garantizar la movilidad de nuestros estudiantes, con la puesta en marcha del Sistema de Transporte Escolar, TRAE, que ya traslada de forma segura a la mitad de los escolares dominicanos entre sus casas y las escuelas. A finales de este año 2024 este sistema llegará a la totalidad de nuestra población escolar.

Nuestro país se encuentra ya en el camino correcto para la mejora de nuestra educación, como muestran nuestros avances en los indicadores del informe PISA, en cuya última prueba, de 2022, ya obtuvimos un aumento en promedio de 16 puntos con relación a la medición de 2018, siendo la primera vez que mejoramos.

De 81 países participantes, solo 11 experimentaron mejoras en comparación consigo mismos en el ciclo 2018-2022 y de estos, únicamente dos pertenecen a América Latina: República Dominicana y Panamá.

En este sentido, reafirmo nuestro compromiso de seguir invirtiendo en la educación en todos los niveles, inicial, superior y técnica. Esta última, la técnica, ha vivido un extraordinario avance en los últimos cuatro años, en los que hemos pasado de las solo 7 escuelas del Instituto de Formación Técnica Profesional, INFOTEP que existían en 2020 a las 51 que tenemos actualmente.

Estamos garantizando que cada región de nuestro país, sin importar su ubicación geográfica o su condición socioeconómica, disponga de las herramientas para que nuestros ciudadanos puedan seguir aprendiendo, creciendo y prosperando.

Y de esta misma forma es como hemos actuado también en un terreno tan sensible e importante para todos como es la salud.

En los últimos cuatro años logramos incorporar al seguro público de salud a 2 millones 400 mil dominicanos que no lo tenían, alcanzando un 97.3% de población que ya cuenta con cobertura. Hoy tenemos el mayor presupuesto de salud de nuestra historia y prácticamente todos los dominicanos cuentan con un seguro familiar de salud.

Este gobierno ha inaugurado 54 hospitales, algunos nuevos, otros reconstruidos, ampliados y equipados, y 583 centros de atención primaria, tanto remozados como de nueva construcción.

Y el próximo año 2025 entregaremos 3 nuevos hospitales traumatológicos de tercer nivel ubicados en Azua, Sosúa e Higüey, además de una unidad de Trauma con más de 60 camas en el Hospital San Vicente de Paúl en San Francisco de Macorís y adicionaremos a esta red, el Hospital Traumatológico de San Cristóbal, cuyos trabajos quedaron iniciados en julio pasado. Con todas estas unidades garantizaremos una nueva red de trauma que cubra todo el territorio nacional.
Y como parte de las políticas de Más salud, más calidad de vida, estamos implementando gradualmente en todo el territorio nacional el programa HEART que facilitará medicamentos de hipertensión y de diabetes gratuitos para la población mayor de 45 años.

Garantía de salud para todos, de calidad y en todos los rincones del país. En eso hemos trabajado y en esa dirección continuaremos.

Señoras y señores,

Como ven, todas las iniciativas que queremos desarrollar en estos próximos años buscan seguir mejorando la vida de los dominicanos, y con esa misma ambición vamos a presentar la propuesta de reforma de nuestro Sistema de Seguridad Social.

Hace 23 años que nuestro país adoptó este importante sistema de protección social dando un paso valiente en la dirección correcta.

Antes de eso, menos del 15% de los dominicanos se beneficiaba de algún tipo de pensión, y menos del 20% disfrutaba de un seguro de salud y riesgos laborales. Hoy, prácticamente toda la población dominicana cuenta con el resguardo del seguro familiar de salud, y toda la población laboralmente activa en la formalidad cuenta con derechos previsionales medibles.

Sin embargo, ese valiente paso dado hace dos décadas ha esperado que los gobiernos sucesivos lo mejoren en base a la experiencia.

Nuestro gobierno, luego de diálogos constantes, presentará en este año 2024 la propuesta de reforma del sistema de seguridad social, que estará encaminada a fortalecerlo y a proporcionar certeza, garantía y calidad de atención y beneficios a los dominicanos y dominicanas.

En materia de salud, proponemos ampliar la cobertura de atención para que más dolencias puedan ser cubiertas, reduciendo o eliminando el gasto de bolsillo de la población. También proponemos la cobertura de seguro de salud a los pensionados, quienes más lo necesitan.

En materia de pensiones, estamos comprometidos con una reforma que fortalezca, mejore y de tranquilidad a nuestra población para que cuente con la garantía universal de pensiones dignas.

Señoras y señores,

Nuestro país tiene las condiciones óptimas y la agenda de reformas necesaria para poder duplicar su economía en los próximos doce años.

Nuestra Meta RD 2036 de alcanzar el desarrollo pleno, no busca solo crecer, algo que hemos hecho bien en los últimos años, sino hacerlo de una manera que beneficie a más gente, genere empleos de más calidad y nos permita mejores servicios públicos.

Acelerar el crecimiento promedio anual del PIB al 6%, que es la tasa necesaria para que se duplique en 12 años, requiere un conjunto de transformaciones importantes que estamos decididos a realizar. Una de ellas es la del sector eléctrico, que debemos hacer más eficiente, confiable y competitivo.

Durante los pasados cuatro años se han emprendido grandes transformaciones en los tres componentes del sector: generación, transmisión y distribución, y se han hecho avances importantes en las regulaciones eléctricas.

En los pasados 4 años, mediante procesos competitivos se han adjudicado e iniciado la construcción de 2,000 nuevos megavatios de generación térmica, de los cuales 378 ya están en plena producción y hemos contratado 1504 MW de generación renovable de los cuales ya tenemos 630 MW aportando al sistema. Para finales del 2027 tendremos una holgura o excedente en generación de más de un 15% por primera vez.

El talón de Aquiles del sistema eléctrico dominicano lo siguen siendo las distribuidoras. Ya está en marcha una transformación profunda que va a reducir las grandes pérdidas debido a la energía servida y no cobrada.

Además, en nuestra meta por el pleno desarrollo, el apoyo y fortalecimiento del sector agropecuario seguirá siendo una prioridad para nuestro gobierno.
La política agrícola que hemos ejecutado en este periodo ha sido fundamental para garantizar la seguridad alimentaria de nuestro país y mantener la rentabilidad de nuestros productores.

De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos por primera vez, en el presente año 2024, superaremos la cifra de mil 800 millones de dólares en exportaciones de bienes agropecuarios a ese país, incluyendo la carne bovina cuyo mercado ha sido reabierto después de llevar más de 20 años cerrado.

Sin embargo, estoy consciente que el impacto de fenómenos atmosféricos extremos en nuestra agricultura producto del Cambio Climático, nos obliga a dedicar cada vez más recursos al desarrollo de infraestructuras y tecnologías que contribuyan a fortalecer la resiliencia que ha demostrado tener nuestro sector agrícola y elevar la eficiencia y productividad de los recursos que le dedicamos.

El financiamiento ha sido una pieza clave de la política agrícola que hemos aplicado. El programa de crédito con tasas y condiciones adaptadas a la agricultura ha permitido posicionar la agropecuaria como una de las actividades económicas de gran atractivo para la inversión y el desarrollo del país. En este nuevo periodo de gobierno continuaremos fortaleciendo el crédito y canalizando los recursos que se requieren para garantizar la rentabilidad y sostenibilidad de nuestra agricultura.

Señoras y señores,

Nuestro país está, como ven, inmerso en un profundo cambio, pero no es ajeno a lo que también está pasando en el mundo. Algunos dicen que vivimos tiempos de sucesivas crisis, pero otros hablan ya de un mundo en crisis.

La fragilidad de la armonía entre las distintas naciones ha quedado evidenciada por cruentas guerras cuyas secuelas de sufrimiento y destrucción perdurarán por generaciones.

Nosotros, como uno de los países fundadores de las Naciones Unidas queremos sumar nuestra voz y nuestros esfuerzos para lograr puentes de entendimiento entre todos los pueblos del mundo. Por ello, aprovecho para expresar mi profundo agradecimiento a los diferentes jefes de estado, jefes de gobierno y misiones diplomáticas que hoy nos acompañan y les reitero el compromiso de la República Dominicana con los valores de la paz, la colaboración y la convivencia.

Es ese compromiso el que me llevó a visitar al Papa Francisco el pasado mes de mayo y a participar en la Cumbre por la paz en Ucrania celebrada el pasado junio en Suiza.

En nuestra América, una reconocida tierra de paz, después de los avances democráticos logrados en las últimas décadas, el compromiso con la institucionalidad muestra hoy preocupantes retrocesos.

El caso actual más evidente es la situación en Venezuela, que, tras el resultado anunciado de las elecciones del 28 de julio, sin la debida transparencia que requiere un proceso electoral y sin ningún sustento documental por parte de las autoridades, se encuentra en una gravísima crisis, que nos lleva a exigir la publicación de todas las actas electorales, su verificación por instituciones imparciales y el respeto al resultado emanado de la voluntad del pueblo venezolano.

Resultan altamente condenables los atropellos contra las instituciones democráticas y el uso de la violencia política que estamos observando en Venezuela. Estas actuaciones autoritarias son profundamente injustas y echan abajo las conquistas sociales y políticas logradas con el esfuerzo de generaciones.

República Dominicana estará siempre del lado de la democracia. Donde sea, cuando sea y ante quien sea.

Y es desde esos principios que hemos seguido trabajando respecto a la crisis política y social que vive nuestro vecino país, Haití. Tras muchos años reclamándolo, celebramos que la comunidad internacional se haya comprometido, enviando fuerzas para garantizar la seguridad de Haití y que se posibilite un escenario de estabilidad futura que permita la celebración de unas elecciones. Sabemos que los problemas de Haití se deben resolver allí con el diálogo y la participación de toda su sociedad.

Con la misma fuerza con la que reclamamos la intervención de la comunidad internacional en Haití, queremos pedir ahora que no vuelva a caer en el olvido. A República Dominicana no se le puede pedir más. Ya hemos hecho demasiado.

Señoras y señores,

Permítanme una última reflexión para terminar,

Este acto de juramentación, además de dar inicio formal a un nuevo período de gobierno, debe cumplir un propósito más trascendental: servir para reflexionar sobre los valores que sustentan nuestra democracia y compartir los principios que animan nuestro aporte a las futuras generaciones. Por eso, les pido levantar la mirada de los problemas cotidianos para situarla sobre el país que queremos construir: una República Dominicana con una democracia fuerte y una economía justa.

Desde la histórica proclamación de nuestra independencia y la restauración que nos devolvió la soberanía, hemos aprendido que la libertad no es un regalo, sino una conquista.

Hemos comprendido que el futuro no se nos otorga, se pelea y se gana con el esfuerzo de cada uno de nosotros. Somos, y seremos siempre, lo que queramos ser si estamos dispuestos a luchar por ello.

El progreso y desarrollo de nuestro país no dependen únicamente de quienes hoy tenemos el honor de ocupar posiciones de liderazgo. Dependen, sobre todo, de la fuerza y el compromiso de cada dominicano y dominicana.

En estos tiempos agitados en que muchas veces la emoción se impone a la razón, yo quiero reafirmar mi compromiso en el trabajo, en la persistencia, en escuchar, en la moderación, en la concertación y en la convivencia.

Sé que la política no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar el bienestar colectivo. La buena política significa ante todo servir a los demás. Es el arte de hacer que cada ciudadano se sienta valorado y pueda acceder a las oportunidades que necesita para hacer realidad sus aspiraciones.

El país que queremos debemos construirlo entre todos. A la clase política hoy aquí presente le pido que no sumemos más desacuerdos a la calle ni más problemas a las familias. Aportemos soluciones. Eso también es patriotismo.

Muy cerca veo el día, en que todos los hijos de esta tierra cantarán estos versos de nuestra poetisa nacional Salomé Ureña:

“Venciste, Patria, y tu preclaro nombre con destellos de luz graba la historia”,

Nuestro país es dulce tierra de progreso, sobre él estamos construyendo el futuro que todos merecemos. Tierra que nuestros padres nos legaron, tierra que nosotros conservamos, tierra de orgullo y esperanza, tierra en la que sembraremos desarrollo, justicia y paz.

Sí, sí señores la República Dominicana será una gran nación, y todos viviremos esa realidad. Ese, será el día en el que las alturas de la Cordillera Central alumbrarán desarrollo.

Alumbrarán desarrollo las tierras vírgenes de Pedernales y nuestro querido sur. Alumbrarán desarrollo las lomas verdes de Samaná. Alumbrarán desarrollo las playas de La Altagracia y las costas de Montecristi. Alumbrarán desarrollo los valles fértiles del Cibao. ¡Alumbrarán desarrollo cada colina y cada montaña, cada pueblo y cada rincón de esta tierra bendita!

Y cuando esto ocurra, cuando dejemos alumbrar el desarrollo, cuando lo impulsemos desde cada comunidad y cada paraje, desde cada provincia y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día en que todos los dominicanos, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, de todas las creencias y todas las procedencias, serán capaces de unir sus manos y decir con orgullo: ¡Venciste Patria! ¡Por fin prosperamos! Gracias a nuestro esfuerzo colectivo, ¡por fin alcanzamos el desarrollo!’»

¡Qué Viva la República Dominicana!

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