Un juez federal en Rhode Island emitió una contundente orden contra la Administración Trump, instruyendo al gobierno a restablecer y financiar en su totalidad el programa de asistencia alimentaria SNAP (Supplemental Nutrition Assistance Program), conocido popularmente como Food Stamps, que beneficia a más de 42 millones de estadounidenses de bajos ingresos.
La decisión, dictada por el juez John J. McConnell Jr., del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos, representa la segunda reprimenda legal hacia la Casa Blanca en menos de dos semanas, tras acusaciones de que el gobierno había demorado intencionalmente la entrega de los fondos durante el prolongado cierre federal, que ya supera las seis semanas.
Durante una tensa audiencia, el magistrado criticó duramente a los funcionarios federales por ignorar su orden anterior de reanudar los pagos de emergencia y acusó al presidente Donald Trump y a sus asesores de manipular el programa por motivos políticos. Según el juez, las declaraciones públicas de Trump, quien insinuó que suspendería los pagos hasta que los demócratas aceptaran sus condiciones para reabrir el gobierno, constituyen una “grave falta de responsabilidad moral y constitucional”.
“Esto nunca debería ocurrir en Estados Unidos”, advirtió el juez McConnell desde el estrado, señalando que millones de familias pobres podrían quedar sin alimentos ni recursos básicos si el gobierno no cumple con la orden judicial.
Pese al fallo, el Departamento de Justicia anunció de inmediato su intención de apelar, reavivando el temor entre beneficiarios y organizaciones comunitarias de que los pagos vuelvan a retrasarse. Diversos grupos de derechos sociales calificaron la situación como una crisis humanitaria provocada por decisiones políticas, recordando que el programa SNAP es el principal salvavidas contra el hambre en Estados Unidos, especialmente en tiempos de inestabilidad económica.
La disputa legal se ha convertido en un nuevo frente de la creciente confrontación entre los poderes del Estado, dejando en evidencia cómo el impacto de las pugnas políticas en Washington puede sentirse directamente en los hogares más vulnerables del país.
