
Por: Sofía Hernández
La Navidad, tiempo de amor, alegría y esperanza, se presenta cada año como una de las épocas más especiales en República Dominicana, es una festividad profundamente significativa para el cristianismo, pues celebra el nacimiento de Jesús, el Salvador prometido, ejemplo de humildad desde su llegada al mundo en un pesebre hasta su vida de servicio a los demás, esta fecha representa, sin duda, un acto de amor divino hacia la humanidad.
Sin embargo, aunque continúa siendo una de las temporadas más esperadas, las celebraciones navideñas han ido perdiendo fuerza con el paso de los años, antes, desde el mes de octubre, las calles, hogares y negocios ya brillaban con luces, árboles y adornos que despertaban el espíritu navideño y contagiaban alegría, se vivía un ambiente de unión y esperanza, especialmente al llegar la esperada Nochebuena del 24 de diciembre.
En tiempos pasados, las familias solían reunirse durante largas horas para compartir la cena, conversar y disfrutar de la compañía mutua. No faltaban los regalos de la famosa “Juanita”, personaje popularizado por la merenguera Milly Quezada, que simbolizaba al familiar que llegaba del extranjero cargado de sueños, entusiasmo y, sobre todo, de obsequios.
Sin embargo, hoy la situación económica ha limitado muchas de estas tradiciones, afectando la costumbre de compartir entre vecinos y el tradicional “calentao” del 25, símbolo de generosidad y unión. Incluso, la música navideña se escucha cada vez menos.
Los populares intercambios de regalos o “angelitos” también se han reducido, reflejando la pérdida del entusiasmo que antes caracterizaba la época, aunque la Navidad sigue siendo importante para los dominicanos, muchas de sus costumbres se han ido desvaneciendo.
La tradicional lista de deseos para Santa Claus o Papá Noel, que alimentaba la ilusión infantil y enseñaba valores de generosidad, ya casi ha desaparecido.
El Día de Reyes, que marcaba el cierre de las festividades, también ha cambiado, lo que antes era una celebración llena de emoción, con juguetes, risas y cartas llenas de sueños, hoy se ha transformado en una práctica más moderna donde los niños piden dispositivos electrónicos o acompañan a sus padres a elegir sus regalos.
La Navidad es, ante todo, una celebración de la luz que Jesús trajo al mundo, que esta época vuelva a ser un recordatorio del nacimiento de Jesús, no solo en los pesebres, sino también en nuestros corazones, que el espíritu navideño nunca se extinga y que el amor, la alegría, la paz y la generosidad llenen cada hogar.
¡Feliz Navidad!




