domingo, octubre 19, 2025
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Tragedias y desastres en los gobiernos blancos (OPINION)

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EL AUTOR es político. Reside en Raleigh, Estados Unidos.

El fundamentalismo o el fanatismo político no dejan lugar a un análisis frío y concreto de la historia o de los hechos sociales, económicos y políticos recientes.

Solo eso explica que personajes y agrupaciones políticas que han conducido traumáticamente un país, repitan en el poder con el favor de las masas populares.

Por ejemplo, si las grandes masas humanas dominicanas fueran un cuerpo orgánico con cerebro y corazón, temblaran de miedo y corrieran despavoridas al escuchar que van ser gobernadas por un ala del liberalismo dominicano encabezada por el PRM, o por el antiguo PRD, que para el caso es lo mismo, solo es una cuestión cosmética.

Hechos

¿Por qué decimos esto? Pues porque si analizamos todos los gobiernos de esta facción, veremos unos denominadores comunes que signan sus administraciones; desastres, enfrentamientos fratricidas y corrupción, han sido tres cosas comunes en sus períodos de gobierno.

Don Juan Bosch encabezó el primer gobierno de este sector político, luego de la caída de Trujillo, y las contradicciones internas del partido con que llegó al poder, fueron tales que sus dirigentes no tuvieron la capacidad política de ponerse de acuerdo para defender su primer gobierno.

A los 7 meses fue derrocado; la conspiración se ensañó, entre la indiferencia partidaria y las ambiciones personales contenidas por el sello indoblegable y la honestidad del presidente Bosch.

En la segunda experiencia, el presidente don Antonio Guzmán Fernández se suicida antes de terminar su mandato constitucional. Murió por su propia mano en uno de los baños de la Casa de Gobierno; una desgracia que conmocionó a todo el tejido social dominicano.

Según los analistas de la época, las amenazas de sometimiento a la justicia a él y a funcionarios de su gobierno, hechas por el sector perredeista que le sustituiría en el poder, le llevaron a tomar esa infausta decisión.

El Dr. Salvador Jorge Blanco ganó las elecciones de mayo de 1982, al grito de “manos limpias”, significando que su antecesor las tenía manchadas; dos años después, los dominicanos estaban hastiados de su gobierno; a finales de abril de 1984, los estallidos sociales y una crisis mal manejada enlutaron el país con más de 200 muertos.

El Ejército Nacional fue sacado a las calles para diezmar a la población civil; una torpe decisión que aún es un trauma para toda una generación. El presidente Jorge Blanco terminó condenado a 20 años de prisión por corrupción, y no se mencionó la sangre derramada.

Aunque el presidente Balaguer proclamó en 1996 que “el camino malo estaba cerrado definitivamente”, no resultó ser así; se le dejó un resquicio a la facción “blanca” y se coló de nuevo en el año 2000.

Hipólito

En este período, las inadecuadas políticas públicas del presidente Mejía, llevaron al país a una de sus peores crisis económicas, incluyendo una crisis bancaria y una inflación descontrolada.

Estuvimos al borde de la quiebra como Estado, fallando hasta en compromisos internacionales de pago, se habló por primera vez de estado fallido.

Pasaron 16 años y una coyuntura político electoral trajo al “liberalismo blanco” de nuevo a las riendas del Estado en el año 2020; ahora bajo el mando del presidente Abinader; entraron con una desgracia en desarrollo, la pandemia del Covi-19; en sus primeros 2 años gozaron de la dispensa para una política adecuada de salud.

A partir del tercer año nos colmaron los dislates en las políticas públicas y luego las maldiciones que acompañan a este sector como algo natural.

La Fiebre Porcina Africana ha afectado el país dos veces en los inicios de los gobiernos blancos, este del Lic. Abinader es uno de ellos. El 14 de agosto del 2023, el pueblo dominicano enmudeció sorprendido por una explosión en el mercado viejo de la calle Padre Ayala en la ciudad de San Cristóbal, 37 muertos y un sin número de desaparecidos.

Ninguna explicación de las que han dado las autoridades, parecen lógicas para este desventurado evento. El Presidente nombró una comisión investigadora y dos años después no se conocen los resultados.

Acaban de cumplirse 6 meses que el país, bajo el mando del presidente Luis Abinader fue sacudido por el derrumbe del techo de la discoteca Jet Set. Los que perdimos un familiar en ese trágico evento, no podemos asimilar el número 236 como consuelo, sino como un lamento para nuestros deudos fallecidos.

Otra tragedia más en la racha lúgubre de los gobiernos blancos, cuyas investigaciones conducen aparentemente a favorecer a los acólitos y asociados políticos del Presidente.

Este último mandato “blanco” se disuelve, entre el fanatismo defensivo de sus acólitos, la inseguridad ciudadana matizada por los fusilamientos extrajudiciales y las muertes por golpizas en los cuarteles policiales, el alto costo de la canasta familiar y los escándalos recurrentes de actos de corrupción administrativa dentro del aparato estatal.

Repetir errores de elección, es una opción válida dentro del sistema democrático, resarcirlos, también lo es.

jpm-am

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