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Kamala Harris y el sueño del pastor

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El autor es antropólogo. Reside en Nueva York

POR FELIX REYES

En medio del proceso electoral del año 2008, el actor y humorista afroamericano Chris Rock fue cuestionado acerca de la razón de su apoyo a Barack Obama,  contestando que lo hacía no porque este fuera negro, sino por  cualidades de su persona, su inteligencia, su decencia  y la esperanza que despertaba su liderazgo.

En contraste, Chris Rock añadió que, aunque disfrutaba sus canciones, no admiraba el carácter de algunos raperos afroamericanos, por lo que, si alguno de ellos se presentaba como aspirante a la presidencia, bajo ninguna circunstancia los apoyaría.

Esa respuesta sintetizaba, en ese momento, lo esencial del testamento político del Reverendo Martin Luther King Jr. contenido en su discurso “Yo tengo un Sueño”, según el cual la valoración del ser humano debe estar referida a cualidades de las personas, a elementos de la personalidad que cada ser humano escoge, no a los elementos contingentes con los que nace, como el sexo, la raza o el origen étnico.

El sueño de Martin Luther King Jr. de una sociedad donde el carácter sea el definitorio de cómo se valora la persona sigue teniendo consecuencias políticas con la selección de Kamala Harris como candidata presidencial del Partido Demócrata.

Los estrategas republicanos han intentado, infructuosamente, disminuir el significado de su selección, vendiendo el relato de que ella es resultado de las políticas denominadas bajo las siglas DEI (diversidad, equidad e Inclusión), anatematizadas como políticas “woke”.

En otros artículos escritos para este medio he llamado la atención de cómo, utilizando el sambenito de “woke”, guerreros culturales ultraconservadores asociados al Partido Republicano, condenan toda acción orientada a promover relaciones más justas entre hombres y mujeres y que la condición de pertenecer a grupos étnicos diferentes a los que provienen de Europa no sean obstáculos para el disfrute de derechos civiles y políticos.

Kamala Harris

De esa manera, para esos propagandistas republicanos, atrincherados en cadenas televisivas como Fox, son políticas “woke” o que entran en el terreno englobado bajo las siglas DEI, los reclamos de mayor representación política de la mujer, las propuestas de que, por igual trabajo, la mujer reciba igual salario, o disposiciones orientadas a impedir que una persona sea discriminada en el trabajo o cualquier espacio social, debido a su orientación sexual o su origen étnico.

En realidad, Kamala Harris no es la candidata demócratas por su condición de mujer ni por su origen étnico, sino por su probada calificación, experiencia y trayectoria de servidora pública, en la que ha promovido esas propuestas y defendido esos reclamos.

Energía

Ella ha energizado la base del Partido Demócrata, trayendo, además, entusiasmo a sectores independientes, en particular a un significativo segmento del electorado, que en todos los sondeos expresaba el deseo de que la competencia electoral no fuera entre candidatos de avanzada edad, como lo es su contrincante.

También, aunque en sus declaraciones y discursos ha estado ausente apelar directamente a su condición de mujer y de pertenecer a una minoría étnica, es innegable que esta condición ha traído entusiasmo a mujeres y personas de origen étnico diverso.

Ella no necesita decir que es mujer para apelar y tener el apoyo de la mayoría de esa mitad de la población agredida en sus derechos reproductivos, mediante la derogación de la ley Roe v. Wade.

Ella no necesita decir que es mujer para apelar y tener el apoyo de esa mitad de la población a la que su contrincante, mediante políticas formuladas en el Proyecto 2025, pretende retrotraer a una época en que la mujer era reducida a los roles de ama de casa, madre abnegada y esposa sumisa y complaciente, época en que era inconcebible que las mujeres pudieran tener oportunidades de desempeñar roles productivos y de dirección política, como los que encarna Kamala Harris.

Ella no necesita decir que es descendiente de un migrante negro y una migrante asiática para despertar entusiasmo en jóvenes descendientes de hispanos, africanos y asiáticos, que, por esta condición, encuentran hoy más difícil alcanzar metas de realización personal, a las que tiene derecho todo ser humano y, en particular, todo ciudadano de esta nación.

Es por ello que Kamala Harris ha cambiado la dinámica de esta competencia, energizando al Partido Demócrata y creando pánico en un Partido Republicano que hace un mes creía tener la victoria en los bolsillos.

Sin embargo, debe evitarse el exceso de entusiasmo. Debe  reconocerse que la competencia está cerrada, que “ no se sabe dónde está el dinero”, como decía el inolvidable Simón Alfonso Pemberton, para significar que todavía no se puede saber quién ganará. Por esto, no se debe descuidar el trabajo y solo descansar a partir del día después de las elecciones. Amén.

jpm-am

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