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Naciones Unidas, aterrorizada por altos crímenes vandálicos en Haití
La situación se deteriora en Haití pese a algunos avances políticos y el inicio del despliegue de la misión multinacional de apoyo a la policía, lamentó este martes la ONU, horrorizada por un «brutal» ataque de pandillas que siembran el caos y la violencia en el país.
«Lamentablemente, la situación se ha agravado» desde julio, dijo ante el Consejo de Seguridad María Isabel Salvador, jefa de la misión de la ONU en el país caribeño.
Salvador recordó el aumento de desplazados internos que en septiembre alcanzó los 700.000, así como el proceso de transición política iniciado en la primavera boreal que «pese a los avances iniciales» se enfrenta ahora «a desafíos importantes, que han transformado la esperanza en una profunda preocupación».
«La seguridad sigue siendo muy frágil, con nuevos picos de violencia aguda», recordó.
En particular, denunció el «aterrador y brutal» ataque en la ciudad de Pont-Sondé que dejó «115 civiles muertos y decenas de heridos» el 3 de octubre, pero también se refirió a una serie de ataques en los últimos días en la capital Puerto Príncipe y más allá, así como a la «brutalidad sin precedentes» de la violencia sexual contra mujeres y niñas.
«Los haitianos siguen sufriendo en todo el país mientras las actividades de las bandas criminales se intensifican y se extienden más allá de Puerto Príncipe, sembrando el terror y el miedo y desbordando el aparato de seguridad», insistió. Y «la situación humanitaria es aún peor».
En su último informe, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señala que la policía, apoyada en particular por la Misión Multinacional de Asistencia a la Seguridad (MMAS) dirigida por Kenia, ha «lanzado operaciones antipandillas a gran escala» en la capital, pero «sigue teniendo dificultades para mantener el control de estas zonas debido a la falta de personal y recursos».
La MMAS, cuyo mandato se renovó a finales de septiembre por un año más, cuenta en la actualidad con unos 430 efectivos policiales y militares, principalmente kenianos, y se espera la llegada en breve de otros 600 más.
Sin embargo, Salvador lamentó que la «cruel falta de recursos» de la misión «amenaza con impedirle llevar a cabo sus tareas con eficacia».
La ONU está especialmente preocupada por los niños, que constituyen la mitad de los desplazados y son presa de las bandas.
«Estimamos que los niños constituyen entre el 30 y el 50% de los miembros de los grupos armados. Se les utiliza como informadores, cocineros, esclavos sexuales y se les obliga a cometer ellos mismos actos de violencia armada», declaró Catherine Russell, jefa de Unicef.
Y ser niño no les protege necesariamente de la «venganza popular». El informe de Guterres describe cómo un niño de 10 años acusado de ser informador de una banda fue tiroteado y quemado por un grupo de autodefensa en julio.