Economicas
Cesantía, trabajo informal y desempleo (OPINION)
Por JULIO ANIBAL SUAREZ.
Para promover la reforma laboral, el sector empresarial atribuye al Código de Trabajo elestancar el desarrollo económico del país;aumentar el desempleo e incrementar el trabajo informal, culpándose al auxilio de cesantía de crear distorsiones en el mercado laboral.
De plano descartamos que la aplicación del Código de Trabajo actual surta un efecto nocivo en el desarrollo empresarial y tenga alguna incidencia en la creación o no de empleos, mucho menos que fuere el causante del incremento del desempleo. No son los Códigos de Trabajo los que generan o suprimen empleos. Ese criterio se afianza, si recordamos que cuando el actual Código de Trabajo se discutía en el año 1990, el nivel de desempleo alcanzaba el 20.0%, mientras que actualmente, a 32 años de su puesta en vigencia, la tasa de desempleo abierta alcanza el 5.1%, según el Informe de Política Monetaria del Banco Central de la República Dominicana, de Junio del 2024.
Por otra parte, la cesantía, no es un derecho adquirido. Su disfrute se genera cuando la terminación del contrato ocurre con responsabilidad para el empleador, por el ejercicio del desahucio o cuando despide injustificadamente o el trabajador se ve obligado a dimitir justificadamente por una falta atribuida a la empresa.
Lo que significa que la suma de dinero que un empleador tuviere que pagar por concepto del auxilio de cesantía a sus trabajadores, depende de su exclusiva voluntad. Es un gasto que puede ser evitado por la empresa, sin necesidad de modificar la legislación laboral y que no puede enmarcarse como parte de los costos laborales fijos, cuya desaparición pudiere mejorar la situación económica de una empresa.
La eliminación de ese pasivo laboral está en las facultades empresariales. Basta con no ejercer el desahucio, no despedir injustificadamente ni incurrir en violaciones a sus obligaciones legales y contractuales, que conlleven la dimisión del trabajador, para que el empleador no tenga que pagar el auxilio de cesantía.
Ha quedado bien establecido que “los costos que más inciden en la actividad empresarial no son los laborales sino los asociados a la energía eléctrica, al acceso al crédito y al capital, a la tributación y a las cargas parafiscales, y a los costos vinculados a la tramitología y a la corrupción. Es a la disminución de estos costos que deben estar dirigidas precisamente las políticas públicas de activación de las empresas y, por ende, del empleo, en lugar del desmonte de las garantías laborales”. (Eduardo Jorge Prats, Reforma laboral y garantías fundamentales del trabajador. Acento. Com. 18 de octubre del 2013).
Esos son los males a enfrentar y no recurrir al facilismo de lanzar la carga de la crisis económica al sector que mas requiere de mejorías en sus condiciones de vida.
Se recurre al engaño y a la falacia, cuando se quiere convencer a la colectividad de que para mejorar la economía del país y de las empresas, se debe recortar los derechos de los trabajadores.
En consecuencia se debe rechazar las pretensiones de disminuir o eliminar el auxilio de cesantía, pero de manera definitiva y categórica y no dejarlas sobre la mesa, pendiendo como una espada en contra de la estabilidad laboral y la paz social.
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