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¿Por qué los gobiernos no aplican los ideales de Duarte?
“Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla”. Juan Pablo Duarte.
La República Dominicana celebró recientemente el natalicio de Juan Pablo Duarte, pero, lamentablemente, lo hizo de una manera tibia y carente de la vitalidad que merece el principal fundador de nuestra nación. La figura de Duarte, sus ideales y su papel fundamental en la creación de la sociedad secreta La Trinitaria, han sido relegados al olvido por las actuales autoridades y, en particular, por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que carece de una visión clara y definida sobre su legado histórico.
Juan Pablo Duarte fue un revolucionario visionario, con una profunda convicción en la libertad y la independencia de los pueblos de América y del mundo, dijo Juan Bosch y así es… Fue un hombre dispuesto a sacrificarlo todo por la causa independentista, llegando a destinar sus bienes personales y los de su familia para lograr la independencia de la República Dominicana. Joven, íntegro y patriota, dedicó su vida entera a la lucha por una patria libre y soberana, como también han sacrificado miles de jóvenes revolucionarios su vida por la democracia en el transcurrir del siglo XIX y XX, son y siguen siendo ignorados.
En 1843, Duarte lideró junto a los trinitarios y un grupo de hombres y mujeres liberales, progresistas y revolucionarios un levantamiento insurgente con el objetivo de liberar al país. Aunque esta rebelión, de carácter liberal y progresista, no tuvo éxito, marcó el inicio de una feroz persecución contra sus organizadores. Duarte fue apresado y enviado al exilio en Venezuela, mientras que muchos de sus compañeros se vieron obligados a esconderse o a autoexiliarse.
A pesar de su ausencia física, Duarte continuó liderando el movimiento desde la distancia. Bajo su orientación, y con la organización de La Trinitaria, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella proclamaron la independencia de la República Dominicana el 27 de febrero de 1844, alzando el grito de libertad e independencia. Duarte, aunque exiliado en Venezuela, se mantuvo en constante comunicación con sus compañeros, reafirmando su convicción de que la independencia debía ser tanto de Haití como de cualquier potencia extranjera.
Tras el triunfo de la independencia, Duarte regresó al país. Sin embargo, los sectores conservadores liderados por Pedro Santana y otros traicionaron los ideales independentistas, imponiendo una Constitución que reflejaba sus intereses personales y coloniales. Como consecuencia, Duarte fue nuevamente expulsado y tuvo que refugiarse otra vez en Venezuela.
Durante toda su vida, Duarte fue víctima de los oportunistas, arribistas y traidores que se oponían a su visión de una República Dominicana verdaderamente libre e independiente. Fue encarcelado y deportado en más de una ocasión. Sin embargo, mantuvo una coherencia inquebrantable en sus ideales y estableció alianzas con otros mandatarios y movimientos independentistas en América, buscando fortalecer la causa dominicana frente a Haití, España y los Estados Unidos.
Finalmente, el 19 de febrero de 1875, el presidente Ignacio María González invitó a Duarte a regresar a su patria. Aunque retornó, lo hizo en condiciones humildes, subsistiendo en Venezuela con los ingresos de una fábrica de velas. Juan Pablo Duarte falleció un año después, el 15 de julio de 1876, en Caracas.
El 27 de febrero de 1944, sus restos, junto con los de Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella, fueron trasladados a la Puerta del Conde, en el Altar de la Patria. Hoy, se reconoce a Duarte como el principal Padre de la Patria, junto a Sánchez y Mella. Sin embargo, su legado no solo radica en su contribución a la independencia, sino también en los principios y valores que representa: patriotismo, justicia y libertad.
Las ideas de Duarte viven
Duarte no es solo historia; es nación, patria y juventud. Es un llamado constante a los dominicanos a amar, proteger y desarrollar la República Dominicana. ¡Viva la República Dominicana independiente!
“La Nación está obligada a conservar y proteger, por medio de leyes sabias y justas, la libertad personal, civil e individual, así como la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.” Juan Pablo Duarte.
jpm-am
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