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Trump: el remordimiento del comprador
POR FELIX REYES
Seguramente pocas expresiones, en las relaciones interpersonales, son menos apropiadas como aquellas en las que, para evidenciar que nuestro interlocutor estaba equivocado y está pagando las consecuencias de su acción o actitud, le decimos socarronamente “te lo dije”.
En esa situación, tal como señala Rich Logis en un escrito en la revista digital Salon, lo inteligente y conveniente es contribuir a que esa persona, que consideramos estaba equivocada, encuentre una rampa de salida, de manera que no se avergüence del error cometido y pueda corregir el rumbo, pues insistir en evidenciar el error puede tener el efecto indeseado de que esa persona persista en esas actitudes, al sentirse lastimada en su autoestima.
Y es que a todos nos ha pasado. Todos, alguna vez, hemos cometido errores al seleccionar algo que pensábamos conviene a nuestro interés. Todos, alguna vez, hemos sido engañados con publicidad falsa.
Es lo que se denomina el remordimiento del comprador.
Vamos a la tienda o visitamos un sitio de venta digital para comprar una pieza de vestir que veíamos bonita y pensábamos nos quedaría de maravilla solo para darnos cuenta que no era tan bonita, no era apropiada a nuestra edad o no encajaba bien en nuestra “barriga cervecera”.
Vamos al supermercado y compramos algo que ya en el camino de regreso al hogar nos darnos cuenta que no lo necesitábamos y que, probablemente en poco tiempo, terminaría en la basura.
Ese sentimiento lo experimentamos en todas las esferas de la vida social, en todos los campo donde tomamos decisiones. Muchas veces las consecuencias de esas decisiones no son muy relevantes, pero otras veces tienen consecuencias importantes en nuestras vidas.
Uno de estos campos es el de la política, donde las decisiones que tomamos pueden tener consecuencias graves no solo para uno mismo, sino también para generaciones posteriores. La historia de la humanidad está llena de ejemplos.
El “remordimiento del comprador” en la política es el sentimiento que tenemos cuando no se cumplen las expectativas que tenemos de la opción política que hemos apoyado y descubrimos que, más bien, ella impulsa una agenda escondida.
Rebajas
La reducción del costo de los alimentos desde el primer día es una de las promesas que el presidente Donald Trump hizo al electorado norteamericano y que fue decisiva en su victoria electoral. Quienes le apoyaron ya empiezan a darse cuenta que no la cumplirá. Y eso que todavía no ha empezado a aplicar los aranceles a los artículos importados, medida que todos los economistas aseguran será inflacionaria.
En su campaña electoral, el presidente Donald Trump aseguró que no tenía ninguna relación con el contenido de lo que se conoce como Proyecto 2025. Sin embargo, su guerra contra las políticas y disposiciones denominadas bajo las siglas DEI (diversidad, equidad e inclusión), el abandono de toda política de protección ambiental y hasta el nombramiento del principal ideólogo de este proyecto, Russ Vought al frente de la Oficina de administración y presupuesto (OMB) son indicadores de que el presidente asume el contenido esencial de esa agenda, aunque prefería mantenerla oculta, por no ser conveniente electoralmente.
El tema migratorio fue uno de los principales temas que dieron la victoria a Trump y es innegable que el cumplimiento de su promesa consolida el apoyo de su base política tradicional; es decir, la población blanca que resiente el crecimiento de la población hispana y de la proveniente de Asia y África.
No estoy seguro que este tema tenga el mismo efecto en la parte de la población hispana que le apoyó en las elecciones pasadas, pues, como algunos han señalado, no es lo mismo “llamar al diablo que verlo llegar”. Casi todos los hispanos que apoyaron a Trump tienen algún familiar en condición irregular en Estados Unidos. Ya hasta una congresista republicana, María Elvira Salazar, está solicitando a la presente administración que se haga excepción de los indocumentados de origen cubano, venezolano y nicaragüense, lo cual nos indica que está preocupada con el hecho de que su electorado le retire su apoyo.
Conozco varias personas, incluyendo algunas muy cercanas, que, basadas en diferentes razones, apoyaron a Trump en las elecciones pasadas. No les miento cuando les digo que empiezo a notar señales de su remordimiento por haber contribuido a lo que hoy está ocurriendo.
En lugar de decirles con sorna “te lo dije”, ayudémosles a que recorran más fácilmente lo que el autor citado al principio de este artículo llama “el camino de Damasco”, es decir, el camino del arrepentimiento.
jpm-am
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