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Opinion

El carácter monetario de las redes sociales

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EL AUTOR es comunicador. Reside en Nueva York.

Para un babyboomers como yo, que me alfabetizó Doña Trina en la “calle ancha” de San Francisco de Macorís en 1953, asistida del legendario libro de lectura Mantilla, resulta casi imposible acomodarme al ritmo y la continuidad de las redes sociales, ese foro moderno donde pasta la especie más depredada -por sí misma, claro está- de la fauna animal terrestre.

Fuimos los últimos en llegar al festín y los que nacemos con mas debilidades. Todos los otros, -con algunas excepciones- son capaces de sobrevivir casi inmediatamente después de ver la luz; los humanos necesitamos la protección de  los padres por años. Y con todo y eso, está claro que no solo acabaremos con todos los demás animales, sino también con el planeta.

Es extraño, pero los números no mienten. Nosotros hemos aniquilado mas seres humanos que cualquier otra especie depredadora; y lo hemos hecho por toda clase de motivos y en nombre de las más diversas causas. Incluso, lo hemos hecho hasta en nombre de Dios, algo que todos reconocemos es una barbaridad.

Pero, a pesar de mi descontento, debo reconocer que las llamadas redes sociales, han despertado la creatividad humana y han facilitado que gente condenada al simple anonimato, personas sin posibilidad alguna de competir, hayan encontrado escenario para mostrar aptitudes diversas.  Y eso está muy bien.

Ripoll y Piro

Malvados

Sin embargo, las dichosas redes también han albergado a los malvados, a las mentes más dañinas de la manada. Y ellos son los líderes hoy, o por lo menos eso creen. Son los que mas views consiguen, los que mas monetizan las camionadas de sandeces y desperdicios que a diario expelen.

Curiosamente, el cuerpo humano tiene dos grandes puertas en el conducto que procesa los alimentos: la boca o puerta de entrada y la parte del intestino grueso llamada recto, con su orificio final de expulsión de desechos, que es la de salida.

Yo no sé como esta gente se las arregló para hacer de la puerta de entrada, es decir, de la boca, otra puerta de salida de los desperdicios que genera su propio cuerpo. No conozco otro animal con esta particularidad. El homo sapiens cuenta con un puerto natural para desechar los sólidos y otro para la boñiga verbal; que por cierto, el segundo resulta mucho más contaminante que el primero.

Todo este preámbulo es para entrar en materia de lo que más nos interesa: los números detrás del activismo de los influencers, youtubers y “comunicadores de marras” en función de enjuiciadores morales de todo el mundo o mas bien, de inquisidores en pleno siglo XXI. Estas estadísticas demuestran que el castillo que estos bergantes quieren edificar no tiene bases realmente sólidas; se derrumbará por el peso de los views en sus bolsillos. Ya lo verán.

Desenfreno verbal

Les cuento: en los primeros 16 días subsiguientes al 8 de abril, tres de los comunicadores más exitosos del desenfreno verbal, rompieron el récord de videos monotemáticos, que estaba en manos de no sé quién.

Aneudys M produjo 34 videos consecutivos y fue premiado con 3,424,100 views; Somos P (Ripoll y Piro) lograron 22 videos al hilo y superaron al primero recibiendo 4,282,000 views; y por último José P, el favorito de mis nietas, hizo 14 videos, 13 consecutivos y monotemáticos como los otros, consiguió 3,403,000 views. Entre los tres acumularon la friolera de 11,109,100 views; y no nos sorprende, pues ya, alguien llamado Frank K proclamó a voz en cuello: “los views son para buscársela”.

Gato por liebre

 De manera que este viejo que escribe, en realidad no tiene nada en contra de que alguien “se la busque” como mas le convenga. A lo que me opongo es a que traten de meterme “gato por liebre”.

Primero, porque cebarse en la desgracia de tantas personas para lograr el apoyo de los views que monetizan sus bolsillos, no es una labor digna; segundo, porque escoger a un hombre joven como Antonio Espaillat -que sin dudas ha cometido errores involuntarios, como él mismo reconoce- para hacer fiambre de su vida y de su futuro, es sencillamente inaceptable; y tercero, hacerlo en nombre de un “patriotismo inexistente”, es una vulgar canallada de esas huestes vandálicas que hoy reinan en los medios de comunicación alternos.

En realidad, solo escogí estos tres ejemplos para mostrar sus números, sabedor yo de que les hago un favor poniéndolos en escena, aunque ellos no lo necesiten, porque no quiero que me acusen de “alterar el algoritmo de YouTube”.

Estén seguros amigos lectores, que esta preocupación mía no es porque sienta temor alguno, no; es más bien, fruto de la caballerosidad que mi generación cultiva y que lo exhibe hasta en el momento de entrar en combate. Repito, ya lo verán.

Para finalizar, debo decirles que mi intención no es abrirme un frente con toda esta gente joven que hace lo único que ellos creen que se puede hacer para equilibrar la balanza social. Ellos están en desventaja, porque la clase gobernante nuestra es egoísta e intolerante en extremo y no promueve la inclusión social en ninguna forma. Ellos solo buscan respirar el mismo aire que respiran los ricos, pero eso no les da derecho a “arrabalizar” el escenario de lucha.

Sobre el 20% de la población residiendo fuera del territorio nacional es la prueba inequívoca de que las cosas no andan bien en el país y cuando suceden hechos como el que nos abatió el 8 de abril, se disparan las alarmas y nos advierten que hay que poner coto a la injusticia.

¡Vivimos, seguiremos disparando!

JPM

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