Redacción.- El instante fue tan poderoso como inesperado. Tras recuperar la audición, una joven que nació con discapacidad auditiva rompió en llanto al oír, por primera vez, la voz de su mejor amiga.
Sin palabras, y usando lenguaje de señas, su amiga la tranquilizó diciendo: “Ya puedo escucharte, no pasa nada”. Lo que siguió fue un abrazo cargado de significado, donde las lágrimas hablaron más que cualquier palabra.
El momento refleja cómo un gesto simple —escuchar a alguien que amas— puede convertirse en una experiencia transformadora, marcada por el amor, la conexión y la profundidad de una amistad verdadera.