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PRM: Una cruzada comunicacional urgente (OPINION)

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El autor es politólogo y teólogo. Reside en Nueva York

En la memoria popular de los dominicanos aún resuenan los ecos de la lucha libre de los años 70 y 80. No era solo un espectáculo deportivo, sino un relato social cargado de símbolos. Jack Veneno representaba la nobleza del “técnico”, mientras Relámpago Hernández encarnaba al rudo que todo lo quería arrebatar.

Sin embargo, hubo un tiempo en que el príncipe Sabú, siendo inicialmente de la cuadra buena, se pasó al bando de los rudos. Aquella traición fue recordada porque, junto a Relámpago, le dieron a Jack una de las palizas más sonadas de la época. En vez del grito popular de “¡Jack ganó!”, lo que quedó fue la amarga burla de “¡Jack perdió!”.

La política dominicana tiene algo de esa lucha libre. Hay bandos que aparentan ser irreconciliables, alianzas inesperadas, y traiciones que cambian el curso de la historia.

En este escenario, el PRM debe entender que no basta con tener la silla presidencial ni administrar el Estado. La narrativa importa. El adversario construye relatos, busca fracturas internas y aprovecha los errores de comunicación para desgastar la legitimidad del poder.

La paliza simbólica de la lucha libre es la misma que se puede recibir en política si no se actúa con inteligencia estratégica. Un profesor de comunicación estratégica solía enseñarnos que “no siempre gana el que tiene la razón, sino el que cuenta mejor la historia”.

En términos políticos, esto significa que las percepciones pueden más que las cifras. Un gobierno puede reducir el crimen, estabilizar la economía o digitalizar servicios, pero si no lo comunica con eficacia, el adversario reescribirá la narrativa.

El caso de Jack Veneno sirve de espejo: no bastaba con ser el héroe del pueblo, había que resistir los embates del relato contrario. Podemos recordar: “yo soy un hombre de pelo en pecho, el hijo de mamá Tatica”. Y el otro lado: Jajaja. Yo soy Relámpago Hernández el genio del mal y Hugo Savinovich, me envió…(?) para destruir a Jack Veneno”

Ahora si pensamos en un universo de 100, el panorama dominicano puede dividirse en tres bloques: alrededor del 40% se abstiene, otro 30% es oposición activa y un 30% apoya al gobierno.

La disputa electoral no se centra en los extremos, sino en los intermedios. Ese 30% que está disponible para ser persuadido decide la victoria. Si el PRM concentra su estrategia en atacar tanto a Leonel Fernández como al PLD-Danilo, corre el riesgo de dispersar fuerzas y dejar espacios libres para que el adversario encante al votante indeciso.

Además de los dos opositores el gobierno y PRM, deben elegir a Danilo. Esto crearía una lucha a muerte entre FP-PLD, por un segundo lugar, donde ambos se desgarran y así evita el gobierno el ejemplo de la lucha libre.

El error

El error comunicacional de enfrentar dos adversarios a la vez es como un luchador que pretende derribar a dos rivales con un solo movimiento: termina agotado, expuesto y sin capacidad de resistir la contraofensiva.

La oposición ha entendido mejor este terreno. Leonel Fernández, por ejemplo, ha logrado proyectar su discurso como alternativa de estabilidad, mientras el PLD-Danilo busca reposicionarse con  narrativa de victimización. En ambos casos, el blanco común es el PRM y su gestión de gobierno.

El problema central no es la obra realizada, sino la desconexión entre gobierno, partido y ciudadanía. El presidente puede exhibir logros concretos —infraestructuras, programas sociales, digitalización—, pero si el partido no los traduce en un lenguaje político cercano, pierden impacto.

El PRM, un partido en construcción, convertido en maquinaria electoral, debe dejar de actuar como espectador y asumir su rol de vocero y defensor estratégico del gobierno. De lo contrario, el costo narrativo lo pagará en las urnas.

Otro aspecto crítico es la segmentación de mensajes. No es lo mismo comunicar a la diáspora que al votante joven del Gran Santo Domingo, ni al campesino del Cibao o las provincias del sur. Dado que las necesidades varían.

La comunicación estratégica no puede ser un block de información lineal; aunque sí coral, requiere precisión, conocimiento del territorio y adaptación a las plataformas donde se encuentra cada público y las obras construidas.

En ese sentido, el PRM está obligado a articular una campaña de proximidad más allá de los actos oficiales y protocolares.

Los gobernadores, alcaldes provinciales y municipales. Los senadores, dirigentes y funcionarios del PRM, en sus demarcaciones deben iniciar su cruzada.

El silencio estratégico, cuando es prolongado, se convierte en complicidad con la narrativa del adversario.

Los ataques mediáticos no pueden enfrentarse con notas de prensa despersonalizadas ni con reacciones tardes. La política moderna se libra en tiempo real y en múltiples pantallas. Mientras el gobierno responde con tardío, la oposición instala un tema en horas. Este desfase erosiona la credibilidad y multiplica la percepción de debilidad. Que es lo FP/PLD están haciendo.

Además yo entiendo que el gobierno no se debe dejar arrastrar al territorio contrario. Tiene los elementos necesarios para poner a la oposición a la defensiva.

La lucha libre nos enseña que los héroes no siempre se levantan solos: dependen del respaldo de la cuadra, de la reacción de la afición y de la capacidad de conectar emocionalmente con el público. De igual modo, el presidente no puede librar la batalla comunicacional aislado. Necesita un PRM activo, disciplinado y consciente de que la política es, en esencia, una lucha por las emociones colectivas.

Quien conecta con el corazón del pueblo tiene la mitad de la victoria asegurada.

En este contexto, la oposición sabe que no tiene que ganar de inmediato. Le basta con ir trabajando el desgaste.

Han afilado un discurso para mostrar incapacidad administrativa del presidente con mira hasta el 2028

Cada golpe textual y retórico, deja un rumor, peligro en la narrativa mal contestada,  al punto de restar legitimidad al gobierno. Y si la base oficialista percibe desconexión o abandono, el peligro —para el partido— es la abstención. En política, perder entusiasmo es tan letal como perder votos.

Por eso, la cruzada comunicacional del PRM debe ser integral. No se trata de improvisar respuestas, sino de articular un relato que unifique gestión de gobierno, identidad partidaria y liderazgo presidencial.

La historia debe contarse de manera coherente, mostrando logros, reconociendo errores y planteando futuro. El relato no puede quedarse en el presente; debe inspirar confianza hacia el mañana.

Los ejemplos internacionales son claros. Gobiernos que han descuidado la comunicación estratégica, pese a buenos indicadores económicos, han terminado derrotados.

El votante no vota por cifras abstractas, sino por percepciones de bienestar y confianza.

En República Dominicana, la batalla electoral será, en gran medida, una batalla por el relato. Y quien logre instalar la versión más creíble y emocionalmente poderosa tendrá la ventaja decisiva.

La analogía con la lucha libre nos deja una advertencia. Jack Veneno perdió cuando lo golpearon no solo físicamente, sino narrativamente. El público, por primera vez, gritó “¡Jack perdió!”. Ese grito no reflejaba una derrota técnica, sino simbólica. Lo mismo puede ocurrir con un partido de gobierno si no se protege su narrativa.

El PRM debe decidir si permite que el pueblo repita ese coro, o si toma las riendas y transforma el relato a su favor.

En definitiva, el PRM enfrenta una batalla crucial. La comunicación estratégica no es un accesorio, es el centro de la política moderna. En tiempos de incertidumbre, la gente busca certezas, líderes cercanos y partidos que sepan contar bien su historia.

Si el PRM no inicia hoy su cruzada comunicacional urgente, corre el riesgo de que, más temprano que tarde, el público que alguna vez gritó “¡PRM ganó!” termine, con desilusión, repitiendo el eco más doloroso de la lucha libre: “¡PRM perdió!”.

¡Estamos a tiempo del 2028!

JPM

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