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Opinion

Entre el subdesarrollo y el arrabal

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EL AUTOR es político. Reside en Raleigh, Estados Unidos.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define el arrabal como una barriada fuera del recinto de la población a que pertenece. En realidad, los arrabales son escenarios de la vida de los seres humanos desfavorecidos por la fortuna que, están definidos por los tipos de sociedades donde se originan.

Argentina, esa gran nación sudamericana, puso de moda la palabra arrabal y sus modificaciones, durante las primeras décadas del siglo XX, con sus relatos, novelas y boleros escenificados en los barrios periféricos de Buenos Aires.

Si se quiere, se puede asumir la connotación argentina dentro del romanticismo de la época, sin acudir a las desigualdades económicas y sociales, como lo hizo Manuel Gálvez en su novela “Historia de arrabal”, una de las obras literarias argentinas más aclamadas del siglo pasado.

Y decimos esto, porque si insistiéramos en el origen de los cinturones de miseria de nuestra América, sucumbiríamos al análisis del marco socio económico, sobre el cual se ha destilado tanta tinta y tantos desvelos de pensadores humanistas, comprometidos con las luchas revolucionarias de sus pueblos.

El origen del arrabal dominicano, se puede encontrar sin mucho esfuerzo en una lectura paciente y cuidadosa de la obra más celebrada de don Juan Bosch, Composición Social Dominicana.

En ese compendio analítico, don Juan Bosch deambuló en el caballo de la historia dominicana, desde sus orígenes coloniales hasta los sórdidos días de la última dictadura y los años de posguerra de los 60s del siglo pasado; años de exigua y pobre industrialización del país.

Bosch habla de pequeños burgueses pobres y muy pobres, porque desde el punto de vista de un análisis sociológico enmarcado en la teoría marxista que, parte de consideraciones sobre sociedades industrializadas, Bosch se vio obligado a considerar una sociedad con poca industrialización y con un limitado desarrollo económico.

Ahora, el atrevimiento de avezados “intelectuales” es tan sugerente que insinúan la desactualización de “Composición Social Dominicana” en la actualidad socio económica del país. Se atreven a esto, solo porque contemplan muchas torres en el polígono central de la ciudad Capital, y porque los taponamientos vehiculares atormentan la vida de todos los ciudadanos.

Si extendieran su vista por las periferias de todas nuestras ciudades, se percatarían de que la densidad de nuestros cinturones de miseria, puede engullir sin un eructo el cacareado desarrollo nacional.

Aunque disguste a muchos, existe una realidad; República Dominicana aún vive, entre el subdesarrollo y el arrabal.

jpm-am

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