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Entre los jardines y calles habitantes en Siria buscan familiares asesinados

Redacción.- Decenas de cuerpos yacen sobre el césped, junto a senderos de cemento y arbustos descuidados. No es un cementerio: es el Hospital Nacional de Sweida, donde los muertos se acumulan desde hace días.
Un video filmado por un habitante muestra el resultado tangible de una violencia que desbordó a esta ciudad de mayoría drusa, en el sur de Siria, históricamente un enclave autónomo gobernado por líderes religiosos y tribales, que logró mantenerse relativamente al margen del conflicto sirio hasta los últimos años.
El celular que graba no tiembla: enfoca con claridad los pasillos exteriores del centro médico, las esquinas del patio, los cuerpos alineados en fila. Cuando se acerca, el video aplica un efecto de desenfoque sobre los cadáveres. No es censura: es un intento mínimo de preservar la dignidad frente a una escena insoportable.
La voz de dos hombres acompaña las imágenes. Uno guía la caminata y describe lo que ve: “Hoy es 20 de julio… esto es el hospital nacional de Sweida… hay decenas de cuerpos, no puedo filmar todo”. El otro agrega detalles, reconoce nombres, apunta con el dedo hacia árboles o puertas entreabiertas: “Ese joven de negro se llamaba Maysar, lo mataron allá”. La escena se completa con comentarios entrecortados, frases susurradas y relatos fragmentarios de vecinos que buscan a familiares desaparecidos.
El hospital se ha convertido en un campo de reconocimiento improvisado. No hay funcionarios, no hay listas, no hay personal médico recibiendo a los dolientes. Cada uno llega por su cuenta, escudriña, aparta una tela, busca algún signo. Las salas del hospital y la morgue están colapsadas desde hace días. Según reportes, solo en este centro de salud se han acumulado más de 600 cadáveres, sin contar los que fueron trasladados a otras ciudades o enterrados directamente sin pasar por instituciones sanitarias.