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Opinion

La necesaria armonía del desequilibrio y la Sociología del deterioro

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“El hombre no puede liberarse de la historia, porque está en ella, como un pez en agua”. (Milán Kundera: La Insoportable Levedad del Ser).

Regresión, retroceso, ambivalencia, inestabilidad, volatilidad y estabilidad constituyen los andamios de los poros históricos de su evolución, sin importar el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones de producción predominantes, los modos de producción, como expresión del nivel de la infraestructura, y, al mismo tiempo, los sistemas políticos que se han bosquejado en el campo de la superestructura, vale decir, el umbral del dominio de lo jurídico-político.

La armonía es la búsqueda del equilibrio del ser humano, empero, los momentos de su creatividad e innovación, de romper moldes, cuadraturas y paradigmas, tiene como catalizador el peldaño del desequilibrio para expandir la imaginación. El humano busca la estabilidad, tamizado por el orden, en detrimento, incluso, de otros planos de la dimensión humana. Sencillamente, no puede producir trascendencia en medio del desequilibrio de la perplejidad permanente.

Nuestra sociedad, su fisonomía material, en los últimos 30 años, ha sido significativa lo que se traduce en un cuerpo social que ha cambiado positivamente. El grado material que ha llevado, inexorablemente, a nuevos indicadores económicos y sociales pronunciados, no ayuda la necesaria armonía en la perspectiva del futuro.

¿Cómo se expresa lo alcanzado hasta el presente que constituye la armonía de la estabilidad, con un retroceso en los avances, de cara al futuro y que advierte una verdadera ambivalencia y volatilidad en la creación de un futuro, que responda a la dinámica dialéctica entre el presente logrado, con el aura del mañana que pretendemos lograr, si los actores políticos no grafican, no dibujan, no saben diseñar maquetas hoy, de lo que auguramos mañana, para abrazar el porvenir con más fe, preñado de esperanza?

Veamos el desequilibrio que apunta a un futuro gris:
1) República Dominicana tiene alrededor de 36,000 profesionales del Derecho. Esto es, tiene un abogado por cada 273 habitantes y uno por kilómetro cuadrado.
2) Actualmente, la carrera que más estudiantes tiene, en conjunto, de las 54 universidades, conforma una matrícula de 31,868 estudiantes de Derecho. En término relativo: por el tamaño de nuestro territorio y número de habitantes, ocupamos el ranking uno en el mundo. Este galardón, cuando buscamos el hilo conductor que explica esta inaudita realidad, una de las potenciales hipótesis, lo constituye la frágil y débil institucionalidad y con ello, la tormenta y la burbuja de buscar siempre un atajo.
3) Las carreras que más se estudian después del Derecho son: Contabilidad, Mercadeo, Educación, Psicología, Enfermería. Alrededor de un 85% de los que estudian en universidades, lo hacen en carreras muy tradicionales. Es claro que estamos viviendo en la sociedad digital, en el nuevo paradigma de la alta tecnología, donde la disrupción tecnológica plantea nuevos campos de competitividad. Se requieren nuevas miradas que asuman con tesón nuevas carreras, entre ellas:

A) Marketing Digital.
B) Comercio electrónico.
C) Comunicación digital.
D) Ciencia de Datos.
E) Desarrollo de Software.
F) Ingeniería Industrial.
G) Ingeniería Logística.
H) Ingeniería de Procesos.
I) Economía, con énfasis en Negocios y Desarrollo.
4) República Dominicana ostenta el terrible ranking, luego de una isla del sur profundo del Pacífico que apenas tiene 200,000 habitantes (Niu), de tener en los últimos 5 años un promedio de 2,814 fallecidos por accidentes de tránsito, lo que significa un promedio de 8 por días y uno cada tres horas. Un indicador que nos lleva, sociológicamente, a categorizar una sociedad con un enorme desorden social, con una falta de civilidad pavorosa, pues el 64-66% de los accidentes llevan el apellido del alcohol, que es lo mismo que la irresponsabilidad, de la falta de compromiso social: individual y colectivo.

El costo social, económico, humano de los accidentes es espeluznante, sin contar los que quedan mutilados de por vida.

5) Todos los años en la Semana “Santa” se intoxican por alcohol alrededor de 200 personas, con un promedio entre 17 y 20 niños. Una sociedad se logra determinar su alcance de desarrollo cuando cualificamos la mirada de empoderamiento con los niños y con los adultos mayores. ¡Somos, groseramente, una sociedad destemplada si lo visualizamos desde esa dimensión humana!

6) Somos líderes en el mundo en tener más emisoras de Radio y de Televisión en función de nuestro territorio y número de habitantes: 265 emisoras de radio FM; 145 AM, 119 canales de televisión, 44 VHF y 31 Ultra frecuencia. 98 empresas de cables. Somos el país de América Latina que más se informa en las redes con un 63%, según Latinobarómetro 2024. En el mundo hay hoy 1,761,839 Podcast, de los cuales 176,184 están en la región. Esto nos expresa, a través de la socialización, de la educación, de estos medios, el desconcierto en que nos encontramos como sociedad. Los Just News y la desinformación son cuasi la norma.

7) ¿Cuántas bancas de apuestas y loterías deportivas existen actualmente en nuestro país? Un sociólogo que aprecio mucho señaló que había 56,000 y 53,000 aulas. La verdad es que tenemos 71,000 “negocios” de esta especie y de ellas solo hay 1,871 de bancas de apuestas deportivas. En esas bancas de apuestas se juegan alrededor de RD$22,000 mil millones de pesos anuales. Cabe destacar que más del 92% de esas organizaciones se encuentran en sectores pobres y vulnerables, muchas, a menos de 20 metros de distancia.

8) En el país, el 42% del gasto en salud corresponde a gasto de bolsillo, esto es, directamente de los ingresos de los usuarios o pacientes. La recomendación de los organismos internacionales en salud es no más de un 20%.

9) ¿Cuáles otros desequilibrios yugulan y acogotan desde ahora, un futuro más promisorio para nuestra nación?:

a) La tasa de mortalidad materna sigue siendo muy alta, aun cuando ha disminuido: 107/100,000. Costa Rica 31 y Uruguay 26.

b) La tasa de mortalidad infantil ha disminuido, empero, está en 19-21/1000. Costa Rica 9 y Uruguay 8. La tasa de muerte neonatal estuvo en 28/1000; hoy está en 18. Sin embargo, países que no forman parte de la séptima economía de América Latina y el Caribe exhiben unas cifras más positivas que nosotros como país.

c) El embarazo en niñas y adolescentes ha disminuido de 21-22 a 19 por cada 100 mujeres. En el 2024, 6,674 niñas y adolescentes trajeron un (a) bebé al mundo y que sepamos ningún hombre fue apresado por esa dantesca y horrida realidad social.

d) Después de Honduras, ocupamos el segundo lugar en América Latina en feminicidios. El promedio en los últimos 5 años: 73. En el 2024 fueron 58. En el año 2024, la Procuraduría señaló que tenían más de 75,500 denuncias por diferentes tipos de violencia. Somos, en esencia, una sociedad violenta: cultural, institucional y estructuralmente.

Este pequeño esbozo, retrato, ejemplifica los elementos que están en nuestra sociedad. Muchos han disminuido, pero constituyen un lastre para el futuro. En medio de los avances económicos, sociales, no podemos seguir con estas rutas de datos que nos laceran y que nos impiden avanzar de manera más firme y sostenible. Por eso, no podemos mirar hacia atrás y evitar lo que viene configurándose en la creación de que nuestra sociedad se encuentra en medio de una Sociología del deterioro, esto es, mirando el presente sin mirar el pasado, como si para aquellos críticos, sociológicamente, el pasado fue mejor, sin objetivizar datos, cifras y contextos.

¿Qué es la Sociología del deterioro, qué implica? La Sociología del deterioro implica el reconocimiento del grado de desgaste, de desmejora, de degradación, en diferentes campos de la vida social, económica, política, institucional. Es por decirlo así, como el nivel de decaimiento en que se encuentra una sociedad en materia de gestión, de gobernanza, de los indicadores de la corrupción y de la transparencia.

Hay un empuje por crear la percepción de una sociología del deterioro en nuestra formación social. Como académico y cimentado en datos, en cifras, puedo decir que no es verdad que nos encontramos en esa categorización y más si la referencia es el pasado reciente: 2004-2020. Ahora bien, como progresista, si me gustaría ver nuevas alas que postulen formas nuevas de ver la política, donde ella no sea el trampolín del dinero, la riqueza, la fama y la candileja.
Hay 34 partidos reconocidos oficialmente por la Junta Central Electoral, donde 29 de ellos son de derecha, centro derecha y ultra derecha. De los tres que forman actualmente la categoría de partidos grandes. y que reciben el 80% de los recursos por la entidad electoral, son de centro derecha y de derecha. Dos son salvajemente pragmáticos, por los discursos de sus líderes y, ninguna diferencia en el campo del ejercicio político, de contenido. Cuando no hay diferencias de parte de los actores políticos y los partidos, los cambios que se registran en el seno de la sociedad son muy lentos, cuasi imperceptibles. No tenemos un contra poder generado a través de fuerzas más progresistas y el vaivén es cual se presenta como más derechista. Por eso, no se habla de desigualdad, de justicia social, de más inclusión y cohesión social.
¡Soliviantarnos sobre la transparencia y la decencia para asirnos a un nuevo carro de la historia, allí donde las disparidades, las exclusiones y discriminaciones no tengan el peso tan acre de estos 29 años!

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