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La postura de Abinader

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El autor reside en Suiza

POR NELSON DEL POZO G.

La reciente postura del presidente Luis Abinader en relación con la crisis venezolana ha generado un intenso debate sobre el rol de la República Dominicana en los conflictos internacionales. La decisión de convertir el territorio nacional en una plataforma de intervención política hacia un Estado soberano, como Venezuela, plantea serias preguntas sobre la coherencia con los principios constitucionales y los tratados internacionales que promueven la no injerencia en asuntos internos de otros países.

Luis Abinader

A partir del 10 de enero de 2025, Venezuela enfrenta un nuevo episodio en la larga confrontación por el control de recursos estratégicos, orquestada por las grandes corporaciones y burguesías que, más allá de su bandera ideológica, buscan expandir su dominio. En este contexto, la República Dominicana parece haberse alineado con los intereses de potencias extranjeras, lideradas por Estados Unidos, bajo la administración de Joe Biden, quien en los últimos años ha dejado un rastro de conflictos desde Israel, Palestina, Ucrania y ahora, Venezuela.

La implicación de nuestro país en este conflicto no solo amenaza con erosionar nuestra soberanía, sino que también nos coloca en una posición delicada frente a la comunidad internacional. El apoyo a acciones que incitan la agitación y la intervención en el conflicto interno de Venezuela contradice el derecho de los pueblos a resolver sus problemas sin presiones externas.

Reflexión
Esta postura del gobierno dominicano nos obliga a reflexionar sobre el camino que estamos tomando. ¿Estamos defendiendo los intereses de nuestra nación o sirviendo de peones en un tablero de ajedrez global? La historia nos ha enseñado que la intervención en asuntos internos de otros países rara vez trae estabilidad y paz duradera.

Es imperativo que revisemos nuestras políticas exteriores y reafirmemos nuestro compromiso con la soberanía, no solo de nuestro país, sino de todas las naciones. Respetar el derecho de los pueblos a resolver sus conflictos internos es esencial para la paz y la estabilidad global. De lo contrario, corremos el riesgo de ser cómplices en un ciclo interminable de confrontaciones que solo benefician a unos pocos, mientras perjudican a la mayoría.

jpm-am

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