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Salud

Mujer vive conectada a una máquina mientras espera un nuevo corazón

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Lo irónico de la situación es que Olivia ya había pasado por este calvario siete años antes. En su caso, había sufrido insuficiencia cardíaca a los 22 años y tuvo que ser conectada al mismo dispositivo LVAD que ahora mantenía a Sofía con vida. Pero en aquel entonces, los médicos no habían considerado la genética como una posible causa. Ahora, las piezas del rompecabezas finalmente encajaban.

Para Sofía, fue un golpe duro, pero no inesperado. “Había visto lo que mi hermana había vivido, así que el dispositivo no me asustaba tanto”, contó en un video de Tik Tok. De hecho, Sofía había decidido ponerle un nombre a su LVAD: lo llamó “Janis”, en honor a Janis Joplin y su canción “Piece of My Heart”, una forma de darle un toque de humor a una situación que pocos podrían soportar con tanta entereza.

El LVAD, sin embargo, es solo un puente. Para muchos, es una solución temporal mientras esperan un trasplante de corazón. En el caso de Sofía, también lo es. Pero en lugar de apresurarse hacia el trasplante, Sofía decidió tomarse su tiempo, aprender a vivir con Janis, a dominar la vida con un corazón asistido.

Vivir con un LVAD no es fácil. A menudo bromea en sus videos de TikTok diciendo que “no tiene pulso” y que funciona con baterías. Pero no deja de ser una realidad dura. Cada vez que sale de casa, tiene que llevar consigo un par de baterías de repuesto, porque si la conexión se interrumpe, la vida de Sofía corre peligro. “Es como una revisión constante”, dice entre risas, “teléfono, llaves, billetera, baterías, equipo de repuesto, controlador extra”.

La rutina se ha vuelto automática, pero hay momentos de tensión. Una noche, cuando se cortó la luz en su casa, la alarma del LVAD sonó, y por un instante, el miedo la paralizó. “Me quedé congelada. Ningún entrenamiento te prepara para eso”, cuenta a People. Solo cuando se forzó a moverse, logró conectar el dispositivo a las baterías de emergencia.

Esa experiencia, lejos de asustarla, la ha fortalecido. En un tono sereno, Sofía dice que el LVAD le ha dado algo que nunca imaginó: seguridad. “Tenía miedo de morir en cualquier momento porque mi corazón solo funcionaba al 15%. El LVAD me trajo paz desde el principio”.

Fuente: Infobae

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