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Nueva York: el mosaico más grande del mundo

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EL AUTOR es comunicador. Reside en Nueva York.

La ciudad de Nueva York es indiscutiblemente, el centro cosmopolita mas grande e importante del planeta. Aquí hay gente de cualquier parte del mundo, se hablan todos los idiomas conocidos, y coexiste la mas variada diversidad étnica, ideológica, religiosa y política. En esta Babel de Hierro tenemos una muestra de todas las tendencias y/o preferencias que pudiera el ser humano profesar.

Por eso es La Gran Manzana y siempre fue sede de una rivalidad entre equipos deportivos locales que se disputaban el favor de los newyorkers. Los fanáticos de los Brooklyn’s Dodgers jamás pudieron sonreírle a los Gigantes de Nueva York, sus rivales de aquel lado del East river. En 1903 llegaron los NY Highlanders, antes Orioles de Baltimore y futuros New York Yankees, al estadio Hilltop Park (sito en Broadway con 168st).

Este nuevo conjunto en la escena deportiva triplicó la rivalidad ya existente entre Gigantes y Dodgers, la cual venía fomentándose desde los tiempos en que el viejo estadio de jugar polo existente al norte de Central Park se convirtió en el Polo Grounds para jugar beisbol.

En 1913, cuando los ya “Mulos de Manhattan” llegaron a Polo Grounds, compartiendo el estadio con los Gigantes de Nueva York se formalizó esa “guerra entre tres”, que era más que todo emocional, pues hasta 1957, año en que los Dodgers y los Gigantes se mudaron a la costa oeste, los poderosos Yankees ganaron 17 Series Mundiales, mientras los Gigantes ganaban 2 y los Dodgers solo 1.

Pero el interés no es recordar esa época de oro de los Bombarderos, sino más bien, traer al escenario lo conveniente que fuera para la ciudad, que los dos equipos locales se pudieran enfrentar en una Serie Mundial del Subway. Yankees contra Metropolitanos, también llamados los “Zapos de Flushing” por Miguel Fernández (el Siete), un súper aguerrido fan de los Bombarderos; esta serie sería llamada La Serie del Siglo. Ambos equipos están en la post temporada y por tanto, tienen chance de participar en el evento deportivo mayor de otoño, que es la Serie Mundial de la MLB.

Hasta la coronilla

Una Serie Mundial del Subway vendría a ser como un bálsamo para el ánimo de los newyorkers, que estamos hasta la coronilla con las acusaciones contra el alcalde Erik Adams y el caos que se vislumbra si lo obligan a renunciar; y resultaría aún peor si la dirección del Partido Demócrata facilita su destitución, ya sea por la vía del Concejo o por la acción externa de la gobernadora del estado.

Frank Marte, un valiosísimo activo de la comunidad dominicana y que dirige la B&SBG, Bodegas & Small Business Group, sostiene que si Adams es forzado a dimitir, se pone en peligro la Seguridad Pública, que es la preocupación principal del gremio que él dirige, porque cada vez que hay un evento de quiebra institucional, se presenta la oportunidad para que los pequeños negocios y bodegas sean agredidos por los delincuentes comunes.

Mirando el asunto con frialdad y aún sin digerir plenamente la opinión del respetado amigo Frank, pienso que resultaría útil esta Serie Mundial del Subway, porque pudiera aportar algo de sosiego a esas mentes calenturientas que claman por descabezar el gobierno municipal de Nueva York. Y esto lo digo, al margen de qué tan culpable o no, pueda resultar el alcalde Adams; algo que solamente sabremos después del juicio.

En el escenario electoral, y abrumados por el discurso racista y antiinmigrante del “sembrador de odio” que es Donald Trump, también pudieran resultar de gran valor esas cerca de dos semanas de competencia deportiva franca y en paz, para que los latinos saquemos de nuestras mentes la posibilidad de que se imponga la sin razón y el caos en el evento del 5 de noviembre. Sabemos que Trump no gana en Nueva York, pero resulta conveniente que lo derrotemos contundentemente.

Sin embargo, donde mas beneficios dejaría esta Serie Mundial del Subway, es en los bolsillos de los trabajadores neoyorquinos, pues todo el mundo sabe que con un evento de esa naturaleza no solo se dinamiza la estructura productiva de la Gran Manzana, sino que además, se revitalizaría el turismo, tanto interno como internacional.

Para terminar, me voy a referir a un aspecto que tanto yo, como mi amigo Miguel Fernández (el Siete) no podemos pasar por alto; nosotros, los militantes de esa religión que es ser Fanático de los Yankees, no podemos seguir sufriendo: hace 15 años que no ganamos una Serie Mundial, es la segunda vez que nos pasa, pero no queremos llegar a los 18 años de sequía que sufrimos de 1978 a 1996. Perder tanto no está hecho para nosotros. Eso solo lo aguanta la gente de Boston y Chicago.

jpm-am

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