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OPINION: Marcano, la generosidad de un olvidado dominicano en Cuba
Por José Miguel Abreu Cardet
Luis Marcano Álvarez fue un destacado General mambí de la Guerra de 1868 que dirigió importantes combates. Dirigió las fuerzas insurrectas holguineras desde el dos de diciembre de 1868 al 10 de marzo de 1869. Posteriormente comandó, durante un corto periodo, a las tropas de la parte oriental de la jurisdicción de Holguín. Los holguineros lo han recordado muy poco y merece este sufrido General que se le tenga en cuenta en nuestro territorio. Al conmemorarse en este año el 155 aniversario de su muerte hemos hecho un breve análisis sobre esta olvidada figura de nuestras guerras de independencia.
En estas notas no queremos narrar sus hazañas bélicas sino analizarlo en el complejo universo en que vivió y murió.
Luis Marcano Álvarez nació en la República Dominicana, el 29 de septiembre de 1831. Muy joven ingresó en las fuerzas armadas de su país. Fue ayudante del General Pedro Santana, presidente de la República. En 1861, a proposición de Santana y gran parte de la élite dominicana, la República fue anexada al Imperio Español. Había esperanzas de que la antigua metrópoli los defendiera de la amenaza de una invasión haitiana pero sobre todo que mejorara económica y socialmente al país. España lo consideró como una colonia más y agregaron el desprecio racista de la mayoría de los funcionarios y militares que dislocaron en el país.
En 1863 gran parte del pueblo dominicano comenzó la guerra contra la metrópoli. La sociedad se dividió, unos apoyaban la lucha por la independencia y otros a España. Entre estos se encontraba Marcano y sus dos hermanos. La guerra concluyó en 1865 con la victoria de los independentistas.
Se dictó una real orden, el 10 de enero de 1865, que disponía: “… que no se desatienda y por el contrario se ampare y se proteja a los generales, jefes y oficiales de la reserva de este país”. (1) Así se les llamaba a los que defendieron a España entre los que se encontraba Luis Marcano.
El Capitán General de Santo Domingo hizo un razonamiento sobre estos donde prevalecía el racismo: “…el mayor número pertenece a la raza de color, siendo negros y mulatos generales, brigadieres y jefes de todas las categorías (…) la mayor parte de estas personas desearían ir a establecerse a las vecinas islas de Cuba y Puerto Rico, para buscar en ellas además de la protección del gobierno la analogía de costumbre idioma y religión. Los hombres de este país nacidos en la libertad acostumbrados al goce de todos los derechos políticos y civiles, y disfrutando de las ventajas de todas las categorías sociales llevarán sus hábitos y su altiva condición a unas posiciones donde existe la esclavitud, sirviendo en ellas de pernicioso ejemplo para los esclavos y libertos de su propia raza”. (2)
Las autoridades españolas, muy pronto, se dieron cuenta de estas circunstancias y tomaron medidas para evitar el deplorable ejemplo que podían dar los dominicanos negros y mulatos a los cubanos de piel oscura.
El 25 de mayo de 1865, el Capitán General de Santo Domingo le escribía al jefe militar de Baní: “No debe haber distinción de clase ni de razas para apreciar los merecimientos de cada uno y concederles la protección a que se hayan hecho acreedores, pero no puede admitírseles indistintamente la elección del país de su futura residencia al abandonar a Santo Domingo. A la isla de Cuba por ejemplo no podrán ir los hombres de Color, y aun con los blancos habrá necesidad de ser circunspectos en la designación de aquellas personas a quienes se permita fijar allí la residencia.”(3)
Los dominicanos, fieles a España, se podían establecer en la Península, Puerto Rico, las Islas Canarias, las Baleares, las posiciones españolas de África. Pero en ningún caso en Cuba. De esta forma Luis Marcano y los demás militares dominicanos se convirtieron en una especie de víctimas de las disposiciones tomadas por España para proteger su Imperio y la esclavitud. Pese a las muchas preocupaciones y actuación de los hispanos un grupo de dominicanos se establecieron en Cuba.
Según el historiador dominicano Emilio Rodríguez Demorizi, en 1866, se habían asentado en Manzanillo, puerto cubano del Oriente del archipiélago, 14 dominicanos. Entre ellos se encontraba el Capitán Luis Marcano Álvarez. (4)
En los momentos en que Marcano se establecía en Cuba las ideas independentistas prevalecían, en una parte significativa de los cubanos. En Manzanillo. Carlos Manuel de Céspedes, con su visión de estadista comprendió dos asuntos esenciales. Era necesario sublevarse lo más pronto posible, la espera tenía un solo camino el de la cárcel o el patíbulo. Se produjo en palabras de un poeta historiador el surgimiento de la “…la nación al mundo con una hombrada en Demajagua” (5). Entendió la necesidad de contar con hombres de experiencia militar. El fracaso de Yara se lo demostró, poblado que atacó poco después de levantarse en armas.
En los primeros cinco días de la contienda, entre el 10 y el 15 de octubre, los mambises fueron derrotados en todos sus combates. La únicaa victoria fue la captura del poblado de Jiguaní donde no había guarnición militar. Todas estas acciones son intrascendentes, pero demuestran la falta de una mínima organización militar de los insumisos. El papel militar más relevante en estos primeros días lo tiene Luis Marcano Álvarez. Se sublevó en el barrio rural donde residía en la jurisdicción de Manzanillo y se dirigió al encuentro de Céspedes. Organizó la dispersa fuerza que este reunió, luego del asalto a Yara y le suma la que él había reclutado. El día 15 Marcano tiene su primer éxito al ocupar el poblado de Barranca y el 20 la ciudad de Bayamo. Céspedes unió a sus fuerzas a varios dominicanos en similar situación que Marcano como Máximo Gómez.
En el caso de los dominicanos ninguno de ellos llevaba más de tres años residiendo en Cuba. Todo esto hacía que no contaran con un apoyo efectivo entre los vecinos que integraban el ejército insurrecto. Por sus métodos no eran bien vistos, pues como primera condición para organizar las fuerzas armadas insurrectas imponían el que los hombres hicieran vida de campamento, separados de sus familias y propiedades, lo que era inconcebible para estos terratenientes y campesinos acostumbrados a vivir en sus fincas y barrios. Por lo tanto su autoridad y obediencia dependía de la capacidad de llevar estas tropas a la victoria y de sus relaciones con Carlos Manuel de Céspedes.
Una de las fuerzas más poderosas de unidad política que ha existido en Cuba fueron el regionalismo y el caudillismo. Permitió reunir a gran parte de la población de Oriente, Camagüey y Las Villas en torno a los principales líderes de la Revolución y la constitución del ejército libertador. Pero al mismo tiempo ese pensamiento desarrollaba fuerzas centrifugas que tendían a dividir la Revolución al concentrarse en sus respectivos territorios.
Céspedes y sus allegados comprendieron que esas ideas amenazaban constantemente su gobierno. En la práctica el único muro de contención que tenía era el éxito militar. Pero este tan solo podían dárselo los militares extranjeros en especial los dominicanos. Ellos debían organizar a la gran masa de cubanos llenos de entusiasmo pero sin experiencia militar en torno al gobiernos formado por el hombre de La Demajagua.
Los militares dominicanos lograron encauzar aquella decisión espontánea y sin orden de alzarse de los orientales y derrotar a las columnas españolas enviadas a la captura de Bayamo. Luis Marcanos tuvo un papel relevante en los primeros meses del alzamiento. Luego del fracaso de Yara, Céspedes en carta del 12 de octubre a Pedro Figueredo le informa que:
“Marcano me acompaña con trescientos de los suyos” (6) Fue aquel el primer acontecimiento para crear un ejército de aquellas partidas sin disciplina. El dominicano luego de la derrota de Yara: “Organizó al personal en siete compañías, siendo ésta la primera estructura que tuvo el Ejército Libertador.” (7)
Siguió combatiendo bajo las órdenes de Céspedes quien lo designó jefe de Holguín, ocupaba ese cargo el dos de diciembre de 1868. Allí trató de organizar las fuerzas locales para enfrentar una poderosa columna, que desde el puerto de Gibara se dirigía a levantar el sitio que sufría la guarnición hispana de Holguín. Si bien no pudo impedir la llegada de la referida columna esta quedó bloqueada en la ciudad de Holguín sin posibilidades de marchar sobre Bayamo.
Las victorias militares significaron el incremento de la autoridad de cada uno de estos dominicanos y de Carlos Manuel de Céspedes y su gobierno centralizado, establecido en Bayamo, aunque los dominicanos sufrieron el embate de las fuerzas regionales.
El 10 de marzo de 1869 en Holguín se crea un Comité Revolucionario que organizó la jurisdicción en dos brigadas. La formación de esa organización es comprensible pues luego de la toma de Bayamo por los españoles el gobierno creado por Céspedes se había dispersado. Designa como jefe militar de la occidental al líder local más relevante; Julio Grave de Peralta y a Luis Marcano de la oriental. Posteriormente el dominicano se trasladó a la región de Bayamo.
No se puede escribir la historia de Holguín sin referirnos a Luis Marcano. El fiel dominicano continuó combatiendo, logró sobrevivir a un atentado. Fue nombrado segundo jefe del estado de oriental. Alcanzó el grado de Mayor General.
“El 16.5.1870 realizó un ataque al campamento El Congo, al sur de Manzanillo y, concluidas las acciones fue cobardemente asesinado al recibir en la ingle un disparo al parecer, realizado por un miembro de sus tropas oculto en la maleza.” (8)
Luis y sus dos hermanos Félix y Francisco, los también dominicanos Máximo Gómez, Modesto Días y otros de esa nacionalidad jugaron un papel fundamental en los primeros años de la Revolución. Quizás el mejor homenaje se los ofreció el General Calixto García que anotó en su diario: “… la desgracia que todos los jefes venidos del extranjero hayan carecido de aptitud para nuestra clase especial de guerra y esto ha hecho que en el país gocen de poca simpatía. (9) Debo empero exceptuar algunos, entre ellos a los dominicanos, que han sido verdaderamente nuestros maestros y que han hecho la guerra en Cuba con cuantos recursos le ha sugerido su inteligencia.” (10)
Luis Marcano, uno de los maestros de los formadores del Ejército Libertador, merece el respeto y la gratitud de todos los cubanos. Al igual que sus hermanos; el coronel mambí Félix y el General de Brigada insurrecto Francisco asesinado por las fuerzas colonialistas en 1870.
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