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OPINION: Un proyecto de ley que burla a la diáspora dominicana
Por LUIS CASTILLO
Por años, la diáspora dominicana ha exigido ser reconocida como un pilar fundamental de la economía nacional. No solo enviamos más de 10,000 millones de dólares anuales en remesas, sino que también contribuimos con envíos constantes de alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad a nuestras familias. A pesar de esto, el Estado dominicano continúa ignorando nuestras demandas legítimas de inclusión en el desarrollo económico del país.
Ahora, el senador de Hato Mayor, Cristóbal Castillo, ha presentado un proyecto de ley que, en lugar de atender las verdaderas necesidades de la diáspora, nos ridiculiza. Su propuesta busca extender la exoneración de impuestos a los regalos que los dominicanos en el exterior llevan al país, añadiendo un nuevo período de gracia en verano, del 1 de julio al 15 de agosto. Esto se sumaría a la exoneración ya existente en Navidad y Año Nuevo.
¿Es esto lo que la diáspora necesita? ¡No!
La diáspora no está pidiendo que nos eximan de pagar impuestos por los regalos que llevamos a nuestras familias. Estamos exigiendo reconocimiento real como actores económicos, con beneficios similares a los que reciben los grandes inversionistas y el sector turístico, que gozan de exenciones fiscales y facilidades crediticias.
Lo que realmente necesita la diáspora
1. Un trato equitativo: Si el gobierno concede beneficios fiscales a los inversionistas extranjeros y al sector turismo, ¿por qué no ofrecer incentivos similares a la diáspora, que sostiene la economía dominicana? Pedimos, por ejemplo, créditos a tasa cero para comprar viviendas en República Dominicana y facilidades para invertir en negocios en el país.
2. Ventanilla única para la diáspora: Es inaceptable que un dominicano en el exterior tenga que perder una semana en el país solo para hacer un trámite sencillo, como un pago de impuestos o una transferencia de título. Necesitamos una oficina única que agilice estos procesos.
3. Exención de impuestos sobre ingresos hasta cierto monto: Si se otorgan exenciones a otros sectores, la diáspora debería recibir al menos una exención de impuestos sobre ingresos de hasta 100,000 dólares anuales, como reconocimiento por su papel en la economía dominicana.
4. Inversión en infraestructura y servicios: Parte de las remesas que enviamos deberían destinarse a programas de desarrollo comunitario, mejorando escuelas, hospitales y carreteras en las regiones con mayor presencia de migrantes.
Un proyecto de ley que insulta nuestra inteligencia
Es un insulto que, en lugar de atender estas demandas legítimas, el senador Cristóbal Castillo proponga un proyecto de ley que solo refuerza la idea de que la diáspora dominicana existe solo para llevar regalos. Este tipo de iniciativas demuestran que muchos políticos dominicanos siguen viendo a la diáspora como un simple cajero automático, sin voz ni derechos en la toma de decisiones nacionales.
En vez de hacernos un favor con esta falsa concesión, el Congreso debería discutir políticas serias que faciliten nuestra integración real en la economía nacional. De lo contrario, quedará en evidencia que su objetivo es mantenernos como simples remesadores, sin participación ni reconocimiento en el desarrollo de la República Dominicana.
Ya es hora de que la diáspora sea tratada con el respeto que merece.
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