Perfil del servidor público RD: entre la realidad y la esperanza

El autor es economista, Reside en Punta Cana.

Por RAFAEL RAMIREZ

Un servidor público es aquel que, a través de su compromiso y actuación, logra impactar positivamente y contribuir al desarrollo de su comunidad.  Es un verdadero líder que va más allá de cumplir con sus responsabilidades básicas. Se destaca por su capacidad de tomar decisiones efectivas, gestionar recursos de manera eficiente y mantener altos estándares de ética y transparencia.

No es solo una cuestión de ocupar un puesto en la administración estatal; implica una serie de valores, actitudes y aptitudes que garanticen un desempeño digno y en favor del interés colectivo.

El poder y la autoridad que conlleva un cargo público pueden llevar a algunos a la soberbia y el abuso. Un verdadero servidor público debe ser humilde, entender que está al servicio de los ciudadanos, escuchar a la gente, reconocer errores y estar abierto a mejorar.  Estos son signos de grandeza en la función pública.

República Dominicana, como en cualquier otro país que aspire al desarrollo y a la justicia social, debe ser cautelosa al nombrar estos servidores, porque son lo que están llamados a desempeñar un papel esencial en la construcción de un Estado eficiente, transparente, comprometido con el bienestar de la ciudadanía, creando políticas públicas efectivas, garantizando un servicio de calidad y promover el bienestar social.

La corrupción es uno de los principales males que afectan la administración pública en muchos países, incluyendo la República Dominicana. Por ello, la honestidad debe ser un principio inquebrantable en todo servidor público.

Para evitar un mal como la corrupción, estos empleados o servidores publico deben poseer las siguientes cualidades: honestidad a toda prueba, conocimiento técnico sobre la función que va a realizar, actitud de servicio, entrega inquebrantable, humildad genuina, una firme voluntad de trabajar por el bien común. Solo así podremos construir un país más justo, equitativo y próspero para todos.

Un Estado fuerte y funcional no se construye con discursos vacíos;  no basta con tener un presidente con buenas intenciones, con el deseo de hacer las cosas bien. Este es un trabajo que se realiza en equipo; para lograrlo nuestro país necesita servidores públicos con cualidades excepcionales y una firme voluntad de trabajar por el bien común.

Para que el Estado pueda contratar profesionales que reúnan todas estas cualidades el Gobierno debe implementar una serie de reformas estructurales que garanticen la selección, formación y retención de talento en el sector público.  Como por ejemplo  implementar un sistema de meritocracia, en el cual se implementen concursos públicos y transparentes para el ingreso y ascenso en la administración pública, eliminar el clientelismo político en las contrataciones y basarse en la preparación, experiencia y competencias, mejorar la remuneración y condiciones laborales, ajustar los salarios para que sean competitivos con el sector privado, incentivando la permanencia de buenos profesionales y ofrecer estabilidad laboral basada en el desempeño, evitando los despidos masivos con cada cambio de gobierno o en el mismo gobierno cuando cambian el ministro o al funcionario de mayor jerarquía de la institución.

Esto puede parecer un sueño porque la realidad dominicana está muy lejos de ese estándar, pero eso no significa que sea imposible, pues los grandes cambios siempre empiezan con una idea que, al principio, parece utópica. Si bien es cierto el clientelismo, la corrupción y falta de profesionalización en el servicio público han sido problemas arraigados en el país, también es cierto que en estos últimos años han existido avances y que hay personas comprometidas con hacer las cosas bien. El reto es convertir esa minoría en la norma, lo cual solo se logra con presión social, educación cibica y un presidente con voluntad política, comprometido con mejorar su país y dejar un legado que podría ser recordado con orgullo por la mayoría de sus habitantes.

Finanzas para no financieros.