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Opinion

Pido a Dios

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

(Este A rajatabla fue escrito a finales de diciembre de 2002, lo repito hoy, 23 años después, porque quiero reiterar los mismos ruegos). 

Pediré a Dios que me ensene a ser generoso, a convertir odio a opresores en amor por oprimidos, que me conceda valor para preferir la muerte en vez de la traición.

Rogaré ser digno  de la admiración de mis hijas, del amor de mi mujer y del respeto de mis amigos, que sea inmune a la envidia y egoísmo, para que nunca mi derrota sea triunfo de otros.

Deseo bañarme en aguas de humildad, reconocer mis errores sin ocultos deseos de repetirlos, que mis actos muestren siempre el brillo de lo sincero y responsable.

Pido  fortaleza de espíritu para vencer debilidades y tentaciones, que sea esclavo de mis principios y centinela del derecho ajeno, que mis fuerzas se redoblen y para lograr metas personales y familiares, pero suplico que el afán por avanzar no me vuelva insensible al dolor ajeno.

Quiero ser buen padre, buen hijo, buen hermano, buen amigo, y ruego a Dios concederme la oportunidad de servir para mitigar el dolor del prójimo, aprender a perdonar y a pedir perdón, aunque en mi alma nunca cicatricen heridas inferidas con dagas de traición y engaño.

Estoy decidido a no permitir que valladares políticos me alejen de mis amigos, aunque no aspiro a cultivar relación filistea, porque siempre es mejor un Nerón de enemigo que un Judas por amigo.

Dios ha de  darme sabiduría para profesar compasión por quienes intenten inyectarme veneno de inquina, egoísmo, deslealtad, mentira, traición, envidia, ante lo cual  procurare ser inmune.

La vida es tan breve que afortunado soy  en haber vivido más de cuatro décadas, pero pido a Dios que me dé el privilegio de compartir con mis hijas sus logros académicos y la felicidad de ser abuelo.

No hay que renunciar a la lucha por un futuro mejor para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Sin importar que  por ahora sea quimera, aspiro a no ver más niños hechos hombres a destiempo ni hombres que envejecen  por el látigo del hambre y de la injusticia.

Soy afortunado por el inmerecido honor de haber conocido a mi esposa Iris, el privilegio de ser padre de Kirsys y Karol, y por de contar con buenos amigos. No permita Dios que me vuelva insensible, egoísta, ambicioso, envidioso, pusilánime ni traidor.

jpm-am

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