Uncategorized
Podremos aprobar la reforma fiscal sin traumas
Una vez que la propuesta fue retirada y que aparentemente el presidente Abinader no pretende reintroducirla, solo nos queda tratar de interpretar los hechos y buscar las razones de su rechazo.
Esto no será fácil, porque implica reconocer culpas e identificar los dueños de dichas culpas. Entiendo que el simple planteamiento del problema ocasionará desgaste y hasta enemigos a los que intentemos hacer el ejercicio público de tratar de entender qué fue lo que sucedió y más aún, decirlo con responsabilidad no será aplaudido y mucho menos gratificado.
La mayor decepción la sentí yo en persona. Pues siempre sostuve que el proyecto no sería retirado de la forma abrupta que se hizo y pensé que había atenuantes que bien podría utilizar el Presidente para darle un giro al engorroso asunto, que se disparó con el desolador espectáculo de las vistas públicas en el Congreso, aquel fatídico jueves 17 de octubre.
Lo de fatídico no es porque la gente se manifestó en la forma que quiso sobre el tema, que es un derecho que la Constitución vigente garantiza sino, porque en un solo día se resquebrajó la imagen de experiencia, sobriedad, balance y buen manejo de los temas conflictivos, que ese hemiciclo exhibe por años. Creo que el asunto se salió del control acostumbrado y que los resultados se han dejado sentir.
Sin embargo, la cuestión hay que abordarla por donde se debe: por el principio. Y eso es lo que intentaré, aun a sabiendas de que, como ya dije antes, algunos amigos no me lo van a perdonar. De todos modos, aquí van mis apreciaciones y la interpretación de sus consecuencias.
El fallo inicial estuvo en el manejo de la información
Siendo un asunto tan delicado, el Gobierno debió asegurarse de que la gente conociera al detalle, el alcance del proyecto y sus puntos nodales, que fueron los causantes de la confusión de la ciudadanía, aunque no del rechazo. Me dio la impresión de que buena parte del Gobierno, así como la mayoría del partido oficialista estaba en ascuas en las pocas veces que los vi tratando de explicar el contenido de la propuesta.
Si entendemos que nadie quiere pagar impuestos, es razón mas que suficiente para explicar con detalles y en todos los niveles, lo que proponía Luis Abinader. Aunque ya “el palo está dado”, no es tarde para aprovechar la experiencia y tratar de enmendar los errores cometidos por la falta de una correcta difusión al manejar políticas públicas.
O pudiera ser -no podemos asegurarlo- que las faltas no sean del equipo de difusión sino, de algún estamento superior. En cualquier caso, “se metió la pata hasta el fondo” y hay que evitarlo en el futuro; para que el desconocimiento no afecte la naturaleza y magnitud del legado propuesto.
Algunas partes de la propuesta pudieron enmendarse
Nadie duda que la flexibilidad y crédito personal del Presidente -en materia de apertura y comprensión- justificaba cualquier cambio que fuere necesario hacer al proyecto que se presentó. El problema es que ni siquiera llegamos a pesar las quejas en la mesa de conversación. La sociedad civil y los sectores empresariales bien pudieron hacerse oír y es claro que lo hicieron; aunque -hay que admitirlo- la oposición organizada, nunca se sentaría en la mesa del diálogo, por un asunto de hipocresía y politiquería barata.
El juego de la oposición es muy claro: rechazar las reformas públicamente, mientras ruegan porque Luis las imponga con su mayoría congresual, para sacar provecho de los resultados sin afectar su popularidad. Desde luego, eso es si llegan al poder en el 1928.
Algunos piensan en ir a las elecciones del 1928 con un candidato común y otros más precisos, como Leonel Fernández, esperan que todos se unifiquen alrededor de él. Pero bueno, eso es harina de otro costal.
Un PRM en el 1928, sin Abinader de candidato, parece un tanto enclenque, a la vista de la oposición de hoy y suponiendo que se presentarán unificados. Pero faltan 3 años para ese escenario y solamente un desgaste profundo del Gobierno del Cambio hace posible ese sueño. Igualmente, eso también es harina de otro costal. Ya lo veremos.
¿Luis Abinader gana o pierde retirando la Reforma?
Confieso que no me gustó el abandono abrupto de la propuesta, cuando se pudo hacer una retirada organizada. Me molestó tanto que no pude disfrutar a plenitud el triunfo de los Yankees sobre Cleveland y su paso a la Serie Mundial. En ese momento, me pasó por la mente que Abinader pudo haber sentido algo de soberbia y “enculillado” retiró la Reforma. Por suerte, antes de darle riendas sueltas a mi amargura pude hablar con mi abogado y nieto Albert Robles; y el muchacho me dijo, en tono mas que convincente: Abuelo, tu Presidente no se “enculilla” como tú, él todo lo calcula, te lo ha demostrado. Abinader no deja cabos sueltos, ya lo verás.
Y eso me calmó tanto, que me animé a escribir estos párrafos. A pesar de que no he logrado escuchar la opinión de ningún dirigente de razonamiento organizado del PRM, me quedaré con lo que sostiene mi muchacho: Abinader no deja cabos sueltos y cuando los ha tenido que dejar -agrego yo- lo reconoce públicamente.
¿Qué hacer entonces?
Yo creo que hay que insistir en la Modernización del Estado, pero con un criterio mas descentralizado en cuanto a las propuestas, llevando la discusión a la sociedad y a los organismos del partido. En cuanto al accionar del Gobierno, mientras se construye la nueva propuesta, se retoman dos puntos neurálgicos: el tema del control fronterizo y la seguridad en el tránsito terrestre; esto desde luego, teniendo en cuenta las limitaciones presupuestarias actuales.
Todo esto puede que nos tome unos meses, pero podremos aprobar la Reforma Fiscal
sin traumas, tanto en el Congreso como en la Sociedad.
¡Vivimos, Seguiremos Disparando!
jpm-am
Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.