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Se fue Franklin

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No hacía falta mencionar su apellido. Era una marca, una de las más sólidas del teatro dominicano. Con su fallecimiento, ya son 18 las personalidades del arte y la cultura que han partido en los 239 días que van de 2025.

Franklin Domínguez, quien murió la noche del 25 de agosto, fue la expresión del compromiso con la vida y la alegría. Su historia resume la actitud de un contador de muchas historias, sobre todo desde el escenario. El teatro era su vida. Y la vida, para él, era el teatro.

Ahora se publicarán numerosos datos sobre su carrera, sus obras, sus premios y sus trayectorias. Pero hay aspectos que no deben ser ignorados.


El maestro de teatro

Nos aconsejaba como estudiantes de Bellas Artes en 1975:

  • “El trabajo más serio que existe es el de representar vidas e historias desde el escenario, compartirlas crédulamente con el público, lograr que este viva otras existencias y circunstancias, y que al final todo cierre con el aplauso final”.
  • “Cuando te vayas a tomar una foto, siempre sonríe con amplitud. Es un recuerdo de ti que debe quedar como expresión de eterno optimismo”.
  • “Quien piense en el teatro como un trabajo reducido a ensayos y presentaciones, que deje esto y fabrique zapatos por docenas. El teatro es una forma de vida esencial que se lleva siempre como un prisma. Actor que camina por la calle y no estudia los personajes que la existencia pone en su camino, no tiene la llama de la escena en su alma. Vender mangos puede ser una opción más productiva”.

Así era y así vivió Franklin Domínguez, un artista con el cual el teatro, el cine y la dramaturgia tienen una deuda eterna. Sentó precedentes en las artes escénicas como pocos y fue ejemplo de compromiso social y artístico.


La Silla, primera expresión del cine dominicano

En 1963 se estrenó La Silla, considerada la primera piedra del cine dominicano. El monólogo había sido escrito en enero de 1961 a petición del exilio antitrujillista en Puerto Rico, con el objetivo de recaudar fondos para la lucha contra la dictadura. Sin embargo, tras el ajusticiamiento de Trujillo en mayo de ese año, perdió su propósito inicial.

Con el libreto escrito y el actor Camilo Carrau seleccionado, Domínguez viajó a Nueva York para filmarlo como guion cinematográfico, con el apoyo de William G. Clark, un norteamericano comprometido con las ideas antitrujillistas. Bajo un estilo de cine guerrillero, alquilaban equipos los viernes para usarlos durante todo el fin de semana. Así logró rodar La Silla.

El filme presenta el discurso solitario de un joven que reflexiona frente a una silla eléctrica, símbolo de la represión trujillista. No era un cine comercial de entretenimiento, sino una obra de compromiso social que buscaba estimular el ideal de una sociedad democrática.

Lamentablemente, el material original se perdió durante el paso del huracán Inés, cuando las inundaciones destruyeron los archivos que reposaban en el apartamento de un crítico de cine. Restos de la cinta fueron enviados al ICAIC de Cuba, pero no pudieron ser restaurados.

La Silla debe ser reafirmada por instituciones como la Cinemateca Dominicana, en coordinación con la familia de Domínguez, para que sea reconocida y recordada por las nuevas generaciones.


Su vida y obra

Franklin Domínguez (1931–2023) fue figura fundamental del teatro dominicano por la amplitud, continuidad y trascendencia de su obra como dramaturgo, director y gestor cultural.

Se inició como dramaturgo con la pieza ¿Cuál es tu camino? (1957), estrenada durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en el Teatro de Bellas Artes de Santo Domingo. Una obra arriesgada que pudo costarle la prisión o incluso la vida. Gracias a un lenguaje simbólico y humanista, logró burlar la censura del régimen.

La crítica teatral sostiene que Domínguez continuó desarrollando un estilo profundo, filosófico y social, siempre con cautela ante la represión cultural. Es, hasta hoy, el dramaturgo dominicano con mayor número de piezas estrenadas y publicadas.

Su producción abarcó desde comedias costumbristas hasta dramas históricos y de denuncia social, explorando la realidad política, social y existencial del ser humano.

Algunas de sus obras más destacadas

  • ¿Cuál es tu camino? (1957)
  • La espera (1958)
  • El juicio (1960)
  • Los hombres del camino (1961)
  • Las manos de Dios (1962)
  • La Silla (1962)
  • La vida (1963)
  • La cena (1967)
  • ¿De qué color es el alma? (1969)
  • Señor, ¿a dónde voy? (1970)
  • La incredulidad (1972)
  • El ángel de la muerte (1976)
  • La resurrección de Papillón (1980)
  • Retablo de la pasión y muerte de Juana la Loca (1983)
  • Los emigrantes (1987)
  • El hijo del pueblo (1994)
  • El último instante
  • Una vez al año no hace daño
  • Las viejas vienen marchando
  • ¡Drogas! (1999)

Merecimientos

  • Primer dramaturgo dominicano incluido en la Colección del Teatro de las Américas de la UNESCO.
  • Sus obras fueron traducidas a varios idiomas y representadas en escenarios de América Latina, Estados Unidos y Europa.
  • Presidente de la Compañía Nacional de Teatro.
  • Director de la Escuela Nacional de Arte Dramático.
  • Director del grupo de Teatro de Banreservas.
  • Declarado por el Ministerio de Cultura como Gloria Nacional del Teatro.
  • Ganador del Premio Nacional de Literatura 2007, único dramaturgo dominicano en recibirlo.

Un legado imborrable

Franklin Domínguez fue mucho más que un dramaturgo: fue maestro, pionero del cine, actor, director y gestor cultural. Su obra constituye un pilar esencial para entender la historia del teatro dominicano y latinoamericano.

El teatro, el cine y la dramaturgia dominicana le deben un reconocimiento eterno.

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