Variedades
Sobre libro Transición electoral 1966-1996, de Guido Gómez Mazara
Por Fernando Aquino
A propósito de la puesta en circulación en Nueva York del libro Transición Electoral 1966-1996 del doctor Guido Gómez Mazara, me place compartir este comentario. Se trata este de un libro de historia, o de un periodo breve de la historia de la República Dominicana, que se ha tornado demasiado largo y, como dice el autor, arrítmico.
Si ponemos a un lado la cruel ocupación y explotación de los españoles de la Isla, la dominicana no es una historia larga. Este periodo al que el autor ha denominado “transición”, se ha tornado, sin embargo, en un tramo extenso, forjado a la sombra de otra lejana intervención foránea enunciada en la Doctrina de Monroe y catapultada en el infame Corolario de Teddy Roosevelt, que instauro el “derecho” de Estados Unidos a intervenir en los asuntos de Latino América, a su conveniencia. Es esa intervención del 1965, -su precuela y secuela-, la que marca la antesala de un periodo preñado de hechos históricos, en el debate electoral y no electoral por la gobernabilidad del país.
El examen historiográfico que Gómez Mazara nos ofrece en este volumen tiene, no obstante, un valor que va más allá de la efectiva documentación de los hechos, por su omnipresente relevancia en la vida actual de la República Dominicana. La de este libro es una historia de la democracia dominicana, o más bien de las tramas en la lucha por el poder, en la aspiración por construir un Estado democrático, tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo.
La gran interrogante planteada a través de este texto es ¿ha logrado la República Dominicana construir un país realmente democrático? La respuesta podría prestarse a modo deliberativo, si asumimos que la democracia nunca es perfecta y que el remedio a las debilidades de la democracia es mas democracia. Sin embargo, este libro nos ahorra las “percepciones”, pues el autor valiente y efectivamente nos muestra una radiografía clara de los graves problemas que tiene el régimen político de la República Dominicana, sus principales actores, y los mecanismos, incluyendo los partitos políticos, y las instituciones llamadas a sostener y fortalecer ese sistema.
Empezando con los tres lideres que dominaron el mercado político electoral, pasada la revolución de abril hasta el 1996, el doctor Joaquín Balaguer y su Partido Reformista, el Profesor Juan Bosh, en el PRD y luego el PLD y el Doctor José Francisco Peña Gómez, con el PRD, el autor nos presenta una interpretación paradójica, dualista, ambivalente, de lo que estos representaron, y aun representan, para la construcción de una verdadera democracia.
De acuerdo al autor, durante las tres décadas que abarca el texto, la personalidad de los lideres tuvo mas peso que el debate de las ideas o de la voluntad de construir instituciones fuertes, esenciales para el establecimiento de verdaderas democracias. “Por eso, muchos de los retardos institucionales estaban asociados a una mentalidad de la clase política que se resistía a los cambios porque implicaban un desplazamiento inmediato de su rol de figuras estelares” (Gómez Mazara, 2024) Resaltando su talento y carismas extraordinarios, el autor penetra en el modus operandi de cado de los principales protagonistas políticos de la época. Y deja implícito también, una cultura políticamente holgazana, acomodaticia al caudillismo, que le permitió sus extensos dominios.
“Juan Bosch combinó sus talentos literarios y experiencias fuera de la nación en la articulación de un cuerpo de planteamientos novedosos, con un inteligente apego a la interpretación de la realidad social, pero nunca cedió a su condición de figura máxima e indiscutible, tanto en el PRD como el PLD. José Francisco Peña Gómez fue la expresión químicamente pura de la incorporación de las masas al ruedo partidario. Su origen y constante apelación de los sectores excluidos vertebró la idea en los de abajo y que, uno igual que ellos, podía llegar e interpretarlos y alcanzar posiciones en el aparato estatal. Joaquín Balaguer, nunca fascinado por la inelasticidad en sus ideas, en ejercer un sentido pragmático, se dedicó exclusivamente a preservarse en el gobierno, dando la sensación a sectores fundamentales del país de representar el muro de contención a la posibilidad de que partidos de corte liberal accedieran, por la vía del voto popular, a la dirección del aparato institucional del Estado.” (Gómez Mazara, 2024)
Estos tres lideres dominicanos, no solo dominaron el periodo analizado por el autor, sino que todavía informa las decisiones e inspira el comportamiento de muchos de los lideres actuales del país. Pero las democracias no pueden depender de un hombre, pues como explicó James Madison en su Federalista #10, el hombre no puede resistirse a las facciones. El remedio a este vicio inevitable, dentro de un sistema de libertad política, son las instituciones. De acuerdo con este criterio, son las instituciones, no los hombres, lo mas importante en un país democrático.
Para no reinventar la rueda, vamos un poquito más allá, a buscar puntos en común entre autores que definieron filosóficamente un régimen político que funcionase bien para sus ciudadanos, como Aristóteles y Rousseau. Podemos empezar por establecer que ambos filósofos entendían al hombre como una criatura imperfecta, con un gran potencial de mejora en las circunstancias adecuadas. Como explica Aristóteles, «el hombre, cuando se perfecciona, es el mejor de los animales; pero si se le aísla de la ley y la justicia, es el peor de todos». Según el razonamiento aristotélico, esta «perfección» se asocia con virtudes cultivadas que encarnan la buena ciudadanía intrínsecamente asociada con una polis (un sistema) que funciona bien. Rousseau también promovió la idea de una sociedad política como necesaria para la realización del hombre como un ser inteligente. «Es sólo al entrar en una sociedad política que se convierte en un ser inteligente y un hombre».
Y es ahí que, adentrándose comportamiento ‘suigeneris’ del político dominicano y su consecuente sistemas para tomar o sostenerse en el poder, este examen del doctor Gómez Mazara nos aporta en el entendimiento del por qué no hemos avanzado mas y de las consecuencias que ha acarreado ese comportamiento. Para parafrasear a Nancy MaClean, lo de dominicana ha sido por décadas una “democracia en cadenas”.
Entre esas consecuencias se inscribe, las formación y en enquistamiento en el poder de unas elites empresariales y militares intrínsicamente proclives a la corrupción, una clase política extremadamente clientelista, y el engendro un par de generaciones a la que el autor del prologo de este libro, el destacado intelectual Diógenes Céspedes calificó como una generación presa de la cultura light, frívola “que se enseñorea a escala planetaria y que ha vuelto añicos los valores democráticos a través de la desideologización y la trituración de los principios y conceptos de la vida familiar, la sociología y la historia como lo que sucede y no lo que se desea que suceda.” (Céspedes, en Gómez Mazara 2024)
Recontando y analizando cada uno de los hechos que marcaron el periodo estudiado, Gómez Mazara nos asigna a todos una cuota de responsabilidad, en el tipo de país que hemos logrado, incluyendo una izquierda que rechazó de plano uno de los principios (aunque imperfecto) fundamentales de la democracia, que comienza con la celebración de elecciones. En esta izquierda también existe el crónico vicio del culto a la personalidad.
Del texto se deduce que el “retardo” democrático en Republica Dominicana se desprende de la falta democracia dentro de los partidos políticos. De hecho, en la historia reciente sobran los ejemplos de las dificultades que tienen los partidos para realizar una simple convención interna.
El libro del doctor Gómez Mazara sin embargo no es un documento de agravios. Pues documenta de una forma diligente y equitativa, cada uno de los hechos importante y los genuinos esfuerzos de los lideres por construir un mejor país. Es innegable que Republica Dominica, un país que, como lo documenta este trabajo, en 1965 los partidos políticos estaban debatiendo si se debía permitir a las mujeres o no votar sin la cedula de identidad, ha logrado grandes avances. Si miramos a la inestabilidad y los retos económicos que afectan a varios países de Latinoamérica, Republica Dominicana ha logrado sostener un régimen gubernamental estable, en donde existe una democracia retrasada o imperfecta, pero funcional, sobre todo si se toma en cuenta los retos, incluido el crimen organizado, que la globalización ha exacerbado internacionalmente.
Este libro de Gómez Mazara es un gran aporte a la discusión sobre el por qué el ‘retardo del reloj democrático’ democracia en Republica Dominicana no ha avanzado más. La cercanía del autor con mucho de los actores políticos que protagonizaron el periodo, su propia experiencia dentro del mundo partidario y gubernamental y su demostrada dedicación a la investigación de los hechos, hacen de este un texto importante para comprender el retraso y contribuye al debate en cómo superarlo.
De forma logística y simbólicamente apropiada -cuando el tiempo impuso su reloj biológico a los principales protagonistas el mercado político- el autor culmina su análisis de la transición electoral post guerra civil, con las elecciones de 1996, en la que resultó electo el doctor Leonel Fernández, tras un acuerdo con el doctor Joaquín Balaguer. Es decir, que el periodo analizado, comienza y termina con el dominio político del doctor Balaguer. Ese periodo que comienza con Fernández no solo continuó, sino que exacerbó los vicios problemas que no le han permitido a la democracia dominicana sacudirse al peso de las “figuras” omnipresentes, siendo mas sobresaliente el uso del dinero publico para estos fines.
A pesar de las expectativas que se crearon, la que comienza en el 1996 es una extensión de la que debió ser una transición hacia una democracia mas robusta, llevando la arritmia del sistema político dominicano que comenzó en el siglo pasado, hasta el primer cuarto de siglo 21. Sería interesante ver el análisis autor del 96 hacia acá. Por lo pronto, les invito a leer y discutir este importante texto de la historia política contemporánea que nos regala el doctor Gómez Mazara.
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