Joaquín Balaguer usaba comparar el poder con una montura. Así recordamos su famosa frase, para justificar una de sus reelecciones, de que “no se debe cambiar de caballo, cuando se está vadeando un río”.
Al estadista Joaquín Balaguer, nunca le fue un problema montar la bestia o bajarse de ella.
Hablamos de alguien que tuvo la precaución de preparar el terreno, para bajar del poder en más de una ocasión, como el presidente Balaguer, para referirnos a todos los que sí han tenido problemas.
Sin alejarnos más que un año de los inicios del siglo XX, en 1899, a Lilís lo bajaron abruptamente de la bestia; y así mismo, uno de sus asesinos, el presidente Ramón Cáceres le dio un malestar de plomo y murió siendo el jefe del Estado dominicano, es decir lo tumbaron del animal de la peor manera.
Después del magnicidio del presidente Ulises Hilarión Heureaux, o sea el mismo Lilís en 1899, conspiración llevada a cabo por los primos Ramón Cáceres y Horacio Vásquez, este último que sería presidente provisional a la muerte de Lilís, y que luego venía a ser vicepresidente electo en la boleta del presidente Juan Isidro Jiménez; sería también el conspirador impenitente contra su propio presidente.

Cáceres asumió la presidencia ante la renuncia de Morales Languasco, y gobernó el país desde el 12 de enero de 1906 hasta el 19 de noviembre de 1911 cuando murió
La narrativa estaría incompleta si no decimos que a la muerte de Mon, la inestabilidad política y el grosero endeudamiento externo con la banca norteamericana que, se inició desde el gobierno Ulises Heureaux, justificaron la causa visible para la primera ocupación de fuerzas estadounidenses en suelo dominicano.
El 13 de mayo de 1916 el contraalmirante William Banks al mando de las fuerzas americanas, obligó al Secretario de Guerra de la República Dominicana, Desiderio Arias, a abandonar la ciudad capital, bajo la amenaza de un bombardeo naval.
Las fuerzas dominicanas abandonaron la ciudad, pero el 27 de junio, ya estaban preparadas para el bautizo de sangre que conllevaría esa larga ocupación. Fuera de la ciudad, en un fuerte nombrado como el Verdún, se prepararon los patriotas con machetes y rifles de un solo tiro, y fueron derrotados por los cañones y ametralladoras de ocupación.
La siguiente batalla sería en el 3 julio del mismo año en la Barranquita; en esas colinas hacia Santiago, 80 nativos cavaron sus trincheras y sus tumbas para morir del mismo modo que unos días antes se habían inmolado otros.
Ante la superioridad numérica y armamentista de las fuerzas de ocupación, el gobernador Campillo Pérez de una provincia del este del país, decidió tomar sus fuerzas y alzarse a una guerra de guerrillas; esos fueron los valerosos “gavilleros”.
Las fuerzas interventoras, oficializaron su mando sobre el territorio, en noviembre de 1916, con un gobierno militar encabezado por el contraalmirante Harry Shepard knapp.
Siguiendo con el relato, sobre los mandatarios con problemas para abandonar la fiera del poder, tenemos que don Horacio Vázquez, que había sido un conspirador contra Lilís, asumió el poder el 12 de julio de 1924, luego de ganar las elecciones en marzo de ese año al expresidente Peynado. Don Horacio fue el primero en gobernar sin la tutela norteamericana, cuyas fuerzas dejaron el país dos meses después de su ascenso al poder.
Pero no bien se acercaba el final de su primer período, cuando ya se acariciaba el deseo de un segundo término, con la consigna de “Horacio o que entre el mar”, pues gobernó dos años más antes de ser depuesto, y dar paso a la antesala de una dictadura de 31 años.
Rafael Leónidas Trujillo se instaló en el mando en los albores de una de las épocas más difíciles de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial; los avatares de aquella etapa global, le permitieron consolidar un régimen de fuerza que gobernó la República Dominicana hasta 1961.
En ese largo período Trujillo se aferró tanto al lomo de la fiera, que su caída fue la más trágica y costosa que haya tenido la Nación dominicana.
Luego de defenestrada la dictadura, don Juan Bosch gana las primeras elecciones democráticas celebradas en algo más de 3 décadas; pero, aunque fue advertido por buenos y experimentados amigos como Pepe Figueres y Rómulo Betancourt, no tomó las medidas necesarias para montar la fiera, y ésta lo devoró en tan solo 7 meses.
Después de las consecuencias del golpe contra Bosch, el 25 septiembre de 1963, llegó Balaguer por segunda vez, en esta ocasión, llegó con una determinación de no bajarse del lomo de la bestia por voluntad propia, así es que, en 1978, ante un callejón político sin salida, preparó dejar el animal con el menor de los daños para él como jinete.
Joaquín Balaguer volvió al poder en 1986 y salió en 1996; demostró una gran destreza en manejar crisis políticas, en su última salida preparó el terreno para quedar indemne ante la historia.
Los sucesores del presidente Balaguer, todos con excepción del presidente Leonel Fernández, han tenido problemas al bajarse de esa fiera llamada poder; el presidente don Antonio Guzmán se suicidó; y el Dr. Salvador Jorge Blanco enfrentó una condena de 20 años por corrupción.
Los demás, el expresidente Hipólito Mejía y el Lic. Danilo Medina esperan el veredicto de la historia; así como también veremos, si el presidente Luis Abinader descubre alguna forma para bajarse ileso de la fiera del poder.
jpm-am
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