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octubre 5, 2025
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La Literatura como expresión de lucha política

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El autor es politólogo y teólogo. Reside en Nueva York

Este artículo lo estructuré a petición de la periodista y escritora   María Rivera (N.Y.) e inmediatamente comencé a desentrañar como la literatura ha ido surcando, rasgando en terreno de luchas sociopolíticas su historia.

Cuando la profesora Rivera, me llamó, en ese preciso momento —en la tranquilidad que nos brinda el hogar—, estaba leyendo: “Historia de la Literatura Española: Desde los orígenes hasta 1700”.(Ángel del Río 1948).

Y desde esa mirada profunda del pasado, quise periodizar la hibridación:  literatura-política, con su largo caminar de relatos míticos, novelas y poemas contemporáneos.

En distintas regiones

Así, partiendo desde esa perspectiva, mencionar escritores de distintas regiones del mundo, que han utilizado la literatura para cuestionar las jerarquías sociales y abogar por la justicia a través de los diferentes géneros que exploran las tensiones del poder, resistiendo la opresión para exaltar con  voz a los menesterosos.

Y es que desde esa lejanía primitiva de textualidad y contextualidad tejeremos el hilo entre injusticia y poder.

En la génesis de las civilizaciones la literatura, con sus modalidades de luchas, ha  reflejado oposición a las estructuras políticas y religiosas.

Ejemplo de ello es la “Epopeya de Gilgamesh”, un texto Sumerio, una de las obras literarias más antiguas del mundo, (2100 a.C.), narra las hazañas del rey Gilgamesh con sus reflexiones del poder, la mortalidad y la relación entre gobernantes y gobernados. El Rigveda (1500-1200 a.C). Es el libro más antiguo de la India y uno de los más antiguos del mundo. Contiene himnos contra reyes que explotan al pueblo.

El Mandala 10, Himno 117, donde se critica a los ricos que no comparten:

  “El que, teniendo, no da al necesitado, ni un solo hombre lo alaba.”

Lo mismo captamos en la lectura de los textos bíblicos, particularmente en los poéticos: Job, Cantares, Proverbios, Salmos, y en los Proféticos, donde las expresiones de preocupaciones por la injusticia y el sufrimiento humano devela al poder divino y terrenal:

“Defiende al débil y al huérfano; haz justicia al pobre y al oprimido.” (Salmos 82:3)

Se contextualiza que estas obras establecieron una tradición en la que la literatura sirvió tanto para legitimar como para cuestionar las estructuras de poder, aun la “divina” con tanto dioses cada uno con sus excentricidades.

En la Literatura prehispánica la poesía coloca la armadura de la resistencia, en especial  para preservar la memoria colectiva de las indiferencias sociales y políticas.

Nezahualcóyotl, gobernante y poeta de Texcoco, utilizó sus versos para reflexionar sobre la fugacidad del poder humano:

“¿Acaso se vive en la tierra? / ¡No para siempre en la tierra! / Sólo un poco aquí.”

Más tarde, autores como El Inca Garcilaso de la Vega, en “Comentarios reales de los Incas”, defendieron la memoria de la cultura indígena ahogada frente a la narrativa colonial.

En Europa la denuncia se transforma, abordando durante el “Renacimiento y la Modernidad”, las tensiones de su tiempo por el trineo frío y la hoguera ardiente de la literatura.

Miguel de Cervantes, con “El Quijote”, expuso las contradicciones sociales y satirizó el idealismo político.

William Shakespeare, en obras como “Macbeth”, reflexiona en la ambición y el poder tiránico. Y en el “Mercader de Venecia”; expone el nudo de tensión entre justicia y misericordia, revelando los dilemas éticos que surgen en una sociedad regida por relaciones humanas que se ven atravesadas por prejuicios y poder, donde el deseo de venganza puede eclipsar cualquier posibilidad de reconciliación.

A lo largo del conflicto, que describe, se contraponen los valores materiales con los espirituales, dejando en evidencia la fragilidad moral de quienes se aferran a la ley sin contemplar la compasión.

Durante el siglo XIX, Victor Hugo, en “Los Miserables”, denunció las desigualdades y Charles Dickens, en novelas como “Oliver Twist”, expuso los pecados del capitalismo industrial.

América Latina no escapó a la crítica social con la poética de Vallejo y la lucha desde el género.

La literatura es una herramienta poderosa de resistencia frente a la opresión colonial, las dictaduras modernas y el abandono social en siglo XXI.

César Vallejo, el gran poeta peruano, expresó en su obra un profundo compromiso con los marginados y una denuncia contra la injusticia humana.

En “Poemas humanos”, Vallejo combina dolor personal con críticas políticas universales:

“Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! / Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,/ la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma… ¡Yo no sé!”

Vallejo no solo escribió desde su experiencia personal, sino que utilizó su poesía para hablar por los desposeídos la incertidumbre humana y reflexionar sobre la sociedad.

Salomé Ureña, al escribir  “A La Patria”, parecería que lo hizo en estos días, al caminar, nosotros por la corrupción, la entrega de la soberanía, y una juventud alienada desde las entrañas.

“Tú sabes cuántas veces con tu dolor aciago lloré tu desventura, lloré tu destrucción, así cual de sus muros la ruina y el estrago lloraron otro tiempo las hijas de Sión”.

Edward Carpenter poeta, filósofo y activista, figura clave en los movimientos sociales de su tiempo, ha servido para desafiar las desigualdades en las luchas por los derechos laborales y la igualdad de género, etc….

En su poética celebra la conexión espiritual entre los seres humanos, en “Towards Democracy”.

Este autor contribuyó a que la literatura fuera una expresión política, e inspiró movimientos de emancipación a través de su filosofía de libertad y solidaridad.

El poder de la palabra en la literatura, en la textualidad contemporánea del siglo XX, con autores como George Orwell; “1984”, Gabriel García Márquez: “El otoño del Patriarca” y Toni Morrison en “Beloved” continuaron usando figuras retóricas dentro de la literatura, con la ficcionalidad,  mística subjetivas, para denunciar el autoritarismo, la injusticia, la desigualdad económica y la opresión política.

Estas obras, al igual que las de Vallejo y Carpenter, demuestran que la literatura no es solo un espacio de expresión individual, sino un terreno donde se lucha por la dignidad colectiva.

En África, escritores como Chinua Achebe en “Todo se desmorona” (1958) y Ngũgĩ wa Thiong’o en “Un grano de trigo” (1967) reflejan las luchas contra el colonialismo y sus secuelas.

Achebe denuncia como las estructuras culturales africanas fueron desestabilizadas por la colonización, mientras Ngũgĩ aborda la búsqueda de justicia en un contexto poscolonial.

Rabindranath Tagore utilizó su poesía para promover la emancipación espiritual y política de la India. Su poema “Donde la mente no teme” expresa el anhelo de un país libre de opresiones:

“Donde el espíritu no teme y la cabeza es alta; /donde el conocimiento es libre… / a ese cielo de libertad, ¡Padre, deja que mi país despierte!”

Lu Xun, en China, criticó las estructuras feudales y abogó por la modernización en cuentos como “El diario de un loco” (1918), considerado una alegoría contra la opresión social.

Y Bei Dao, con un lenguaje simbólico cargado de figuras retóricas y ambigüedades, ha criticado la rigidez del sistema comunista impuesto por el Estado. Su poema: “La Respuesta” se convirtió en un símbolo de protesta en la “Plaza Tiananmén”

Conclusión

La Literatura, desde los textos antiguos hasta los poemas de César Vallejo y las reflexiones de Edward Carpenter, ha sido una constante herramienta de resistencia y transformación.

“Porque en mi pueblo se hallan hombres impíos; acechan como quien pone trampas, tienden la red y atrapan a los hombres. Sus casas están llenas de fraude, como una jaula llena de aves. Por eso se han engrandecido y enriquecido. Se han engordado, están lustrosos, y sobrepasaron en maldad; no defienden la causa del huérfano para que prospere, ni juzgan el derecho de los pobres”. (Jeremías rv60)

Desde la lectura fragmentada de estos versos. A través de los siglos, aprendemos que la palabra hecha poema ha sido usada para denunciar las injusticias, desafiar las jerarquías y construir visiones de libertad y equidad.

Jesucristo nos dijo: “Saben que los gobernantes de las naciones oprimen a sus súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor” (Mateo 20:25-26).

Al final sabemos que:“No hay arte sin lucha, ni lucha sin esperanza” (Vallejo).

Como dijo Chinua Achebe, “el escritor no puede permanecer al margen; debe ser parte del esfuerzo por rediseñar la sociedad”.

Espero haber cumplido y que el mensaje haya llegado para ser entendido.

Querida amiga.

“Que en la oscuridad de la sociedad dormida, tu pluma la despierte, no tengo fe en la mía”. (J.Fuentes).

jpm-am

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