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Rasputín y su terrorífica predicción del fin del mundo que ya se está cumpliendo 

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El popular Rasputín logró incluso predecir su muerte un año antes de ella y otras profecías más que se han ido cumpliendo a lo largo de los años.

Los videntes han sido durante muchos años una mirada profunda sobre lo que pueda pasar futuro en el mundo a nivel de distintas personalidades o sobre toda la humanidad. 

Uno de ellos fue el ruso Grigori Yefimovich Rasputín, quien se hizo muy popular por sus predicciones (las cuales profundizaremos más adelante) sobre la clonación y la inseminación artificial, pero que hoy está vaticinando lo que él llamó el “fin del mundo”. 

Para quienes han seguido de cerca a Rasputín, explican que se estarían cumpliendo sus palabras, en el sentido en que él manifestó que “todo tipo de desastre azotará la Tierra, y como desenlace supondría la desaparición del hombre y cualquier ser vivo en el planeta”.  

Dice también la profecía que “el aire que hoy respiramos para la vida nos llevará un día a la muerte” y todos morirán por los venenos que estarán suspendidos en el aire. 

Agrega Rasputín que la desgracia afectará a las personas “y a las plantas, mientras que las vemos morir unas y otras”  

Asimismo, señalo que “los grandes bosques como lo conocemos desaparecerán para darle paso a enormes cementerios. Acompañado todo esto de una serie de lluvias venenosa a lo largo de la Tierra”. 

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Para muchos qué analistas del tema, creen que muchas de las profecías de Grigori Yefimovich Rasputín se están cumpliendo “a la luz de todos nosotros”. 

Muestra de ellos son las altas temperaturas en los últimos años, las fuertes lluvias que vienen generando desestreses naturales en todo el mundo. 

Algunas de las predicciones que se han cumplido: 

Revolución rusa  

En este tema acertó si tenemos en cuenta que el 7 de noviembre de 1997 se dio la caída del conocido régimen ‘Zarista’ que abrió paso a lo que sería una nueva generación en Rusia.  

También conocida como la revolución entre Mencheviques y Bolcheviques-. 

Entre los apartes de la profecía decía que no tendrían paz los vivos “ni tampoco los muertos y la luz se convertirá en fuego”. 

Anotó Rasputín que la muerte volaría por los cielos libremente y se posaría sobre la familia imperial. 

Corrupción de la revolución y clonación  

El vidente ruso dijo que tras la idea de “romper las cadenas de la esclavitud por parte de la revolución” ya había otras listas esperando para someter al pueblo en su conjunto.  

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Se logra interpretar en la profecía que en medio de estas dificultades “siempre se impone las personas más audaces o incluso en ocasiones las más corruptas”.  

Por otra parte, Rasputín dijo en una de sus también famosas predicciones que el hombre pasaría a hacer un objeto para la ciencia y que se comercializaría al igual que la carne de los bovinos. 

Su muerte  

El mismo Grigori Yefimovich dio a conocer su muerte y con ello le expreso su tranquilidad al actual zar ruso sobre su gobernabilidad durante muchos años más. 

Su deceso se dio el 29 de mayo de 1916, un año antes de la revolución rusa, según los libros de historia. 

Rasputín fue muy conocido por ser un sanador, brujo y profeta. 

Lo cierto, es que sobre este hombre han escrito mucho a lo largo de la historia, pero lo cierto es que este hombre que no recibió educación formal y que fue analfabeto durante mucho tiempo hasta que a los 23 años entró a un monasterio para instruirse. 

Según los relatos sobre este hombre, solía engañar mucho a la gente con artimañas de santería, predicciones y demás temas que la gente desconocía y que, en cambio, él conocía a profundidad y que le permitía moverse como pez en el agua en cualquier ambiente. 

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Pero lo que también fue cierto, según varias notas periodísticas, es que este hombre solía visitar con mucha frecuencia los burdeles y gastarse el dinero consumiendo licor y apostándolo como si el mundo se fuerza acabar.  

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¿Qué se celebra el Jueves Santo?

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Sabías que este día, este jueves Santo se conmemora la Institución de La Eucaristía como el regalo de Amor, también se conmemora la Institución de uno de los Sacramentos de entrega y abandono total al Señor: el Sacramento de La Orden Sacerdotal y La Vida de Servicio a los demás.

Con la celebración del jueves Santo no solo se abre el Triduo Pascual. En este día nuestra Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena, pero a la vez con las Palabras mismas de Jesucristo Hagan esto en conmemoración mía, festejamos a todos los valientes que dijeron sí, un sí de corazón como el de María a vivir una vida consagrada a Jesús y con el gesto del lavatorio de pies también festejamos a todos aquellos que dedican su vida a servir de manera humilde y extraordinaria a los demás cumpliendo el último mandamiento de Cristo.

En este día que para algunos representa tristeza, dolor e incluso traición, se celebran tres grandes acontecimientos, por la mañana, tenemos en primer lugar la llamada Misa Crismal, que es presidida por el Obispo Diocesano y concelebrada por su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás óleos, que se usan en la administración de los principales sacramentos. Junto con ello, todos los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de su ordenación. Es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el sacerdocio y ministerio de Cristo y es con este gesto que los Sacerdotes de nuestra iglesia celebran un año más de la institución de La Vida Sacerdotal.

Luego ya por la tarde tenemos la Misa Vespertina donde damos Introducción a la celebración del Triduo Pascual es así como el Jueves Santo llega a su máxima relevancia. En ésta tarde se da comienzo al Triduo Pascual que culminará en la vigilia que se conmemora, en la noche del Sábado Santo al Domingo de Pascua la Resurrección de Jesucristo.

Al comienzo de la celebración, el sagrario se presenta vacío con la puerta abierta. El altar mayor, donde se celebrará la Santa Misa, se adorna con cirios, manteles y sin flores hasta la Resurrección.

Como en todas las celebraciones litúrgicas se inicia con la entrada procesional, encabezada por los acólitos, seguida por los ministros y finalizada por el celebrante principal, un Sacerdote u Obispo. Mientras tanto, el coro acompaña con cantos, pues ya ha terminado la Cuaresma y se va a celebrar uno de los momentos más importantes del año litúrgico, la Institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor.

Los cantos de esta celebración están enfocados a la celebración de la institución de la Eucaristía. El color de ésta celebración es el blanco  sustituyendo al morado.

En ésta celebración se canta de nuevo el “Gloria” a la vez que se tocan las campanas, y cuando éste termina, las campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Vigilia Pascual en la Noche Santa por eso no debe de extrañarte que durante la Consagración no se oigan las campanas.

Las lecturas de éste día son muy especiales, la primera es del libro del Éxodo donde se nos presentan Prescripciones sobre la cena pascual, Jesús cenó la Pascua con sus apóstoles, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta se debía de cenar un cordero puro y del año; y la sangre de éste se debía rociar la puerta en señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel exterminador entraría a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo relatado en el libro del Éxodo. La segunda lectura es de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios donde se nos enseña que: Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este vino, proclamamos la muerte del Señor) y el salmo responsorial El Cáliz que bendecimos, es la comunión con la sangre de Cristo. El Evangelio es el momento del lavatorio de pies a los discípulos, que adquiere un destacado simbolismo dentro de los oficios del día, ya que posteriormente, se realiza por el sacerdote lavando los pies a doce varones a modo de representar a los doce apóstoles, en el que se recuerda el gesto que realizó Jesús antes de la Última Cena con sus discípulos, efectuándose en esta ocasión entre la Homilía y las ofrendas, este acto suprime el Credo. Durante el lavatorio de los pies se entona un cántico relacionado con el Mandamiento Nuevo del Amor entregado por Jesucristo en esta noche santa, destacando frases del texto del discurso de Jesús en la última cena, recogido por el Evangelio de San Juan. Y es así que celebramos la Institución del Mandamiento de Amor, Ámense los unos a los otros como Yo los he Amado en términos sencillos El servicio a los demás con y por Amor a Cristo.

La celebración se realiza en un ambiente festivo, pero sobrio y con una gran solemnidad, en la que se mezclan sentimientos de gozo por el sacramento de la Eucaristía y de tristeza por lo que se recordará a partir de esa misma tarde de Jueves Santo, con el encarcelamiento y juicio de Jesús.

En el momento de la Plegaria Eucarística durante la consagración, se prefiere la recitación del Canon Romano o Plegaria I, dado que el texto prevé algunos párrafos directamente relacionados con lo que se celebra en este día, durante la Epíclesis se invoca al Espíritu Santo para que queden consagrados el vino y el pan; esto se da cuando el Sacerdote impone sus manos sobre los dones ofrecidos para que se conviertan en el cuerpo y la sangre de Cristo y para que la comunión, ayude a la salvación de los que participan de ella y actúe sobre la comunidad celebrante, esta es la parte Máxima de la Liturgia de este día y así se conmemora y se celebra la institución de la Eucaristía.

Una vez se ha repartido la Comunión como de costumbre, el Santísimo Sacramento se traslada desde el Altar donde se ha celebrado la Misa en procesión hasta el llamado “Altar de la reserva” o “Monumento”, un altar exclusivo preparado para esta celebración, que debe estar fuera del templo y de la nave central, debido a que en la celebración del Viernes Santo no se celebra la Eucaristía. Durante la procesión hasta la llegada al lugar del Monumento, se entona algún himno eucarístico, el sacerdote deposita el copón con el Santísimo, debidamente cubierto, dentro del sagrario de la reserva, y puesto de rodillas, lo inciensa. Por lo general, no da la bendición con el Santísimo ni reza las alabanzas, sino más bien se queda unos instantes orando en silencio. Antes de retirarse, cierra la puerta del sagrario de reserva, hace genuflexión y se retira

Automáticamente, una vez se ha reservado al Santísimo, los oficios del día jueves finalizan, pues la celebración continuará al día siguiente y se nos invita a conmemorar al día siguiente la muerte del Señor.

En algunas iglesias se celebra a continuación un sencillo acto de denudación de los altares, en el que los sacerdotes y ministros, retiran candeleros y manteles de todos los altares de la iglesia.

Durante la noche se mantiene la adoración del Santísimo en el “Monumento”, celebrándose la llamada “Hora Santa” en torno a la medianoche, quedando el Santísimo allí hasta la celebración del Viernes Santo. Esta reserva recuerda la agonía y oración en Getsemaní y el encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes piden que velen y oren con Él, como Jesús pidió a sus apóstoles en el huerto de Getsemaní. Una vez han terminado los oficios, se rememora la oración y agonía de Jesús en el huerto de los olivos, la traición de Judas y el prendimiento de Jesús, que se suele celebrar con procesiones en la tarde-noche del Jueves Santo.

En algunos lugares, existe la tradición de visitar siete monumentos en distintos Templos de una misma ciudad, para recordar a modo de “estaciones”, los distintos momentos de la agonía de Jesús en el Huerto y su posterior arresto.

Desde hace unos años, como Iglesia Católica celebramos el Jueves Santo como Día del Amor Fraterno pues Dios nos amó tanto que nos dio a su Hijo Único para que fuéramos salvados creyendo en Él, y Jesús entrega su vida a cambio de la nuestra y no hay prueba de amor más grande que el que da la Vida por los suyos. Y no sólo bastándole eso, en la locura de amor más grande por nosotros, no sólo se entrega y da la vida, si no que se queda con bajo las apariencias del Pan y el Vino; Su Sacrificio de Amor más grande: La Cruz. Su regalo de amor más grande: La Eucaristía.

Por tanto que este jueves Santo, no represente tristeza para ti, sino que al contrario represente una verdadera Felicidad y una respuesta de Amor ante el mandamiento que nos dejó Cristo de Amarnos como Él nos amó, sirviendo a los demás, que La Eucaristía sea un cumplimiento más de su palabra en ti, pues en ella se cumple su promesa de estar con nosotros siempre hasta el final de los tiempos, por tanto no permitas que el pecado te quite la gracia de poder comulgar, para que cada vez que comulgues se cumpla en ti su última promesa, y si ves a un Sacerdote, ora por él y agradece a Dios por su valentía al dar el Sí a la vida sacerdotal y si puedes felicítalo por un año más de tan grande ministerio y misterioso sacramento, pues sin ellos la Eucaristía no sería posible, como dijo Peter Parker (Spiderman) tienen en sus manos un gran poder, pero que lleva una gran Responsabilidad. Jueves Santo, día de Entrega y Servicio con y por Amor a Jesucristo.

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